Verdades y mentiras de la crisis
12/02/2011 - 00:00
Alemania, que ya ha salido de la crisis, ni se ha cuestionado su estructura federal ni sus cajas de ahorros y bancos regionales, estrechamente ligados a su economía productiva. Al contrario, inyectó más de 450.000 millones de euros en su sistema financiero regional, cifra que multiplica por más de 20 la cantidad que podría dedicar España al conjunto de su sistema financiero. ¿Por qué nos estamos cargando entonces en España lo que podríamos llamar nuestra banca social y territorial, al tiempo que miramos a las autonomías como si ellas fuesen las grandes culpables del endeudamiento y del despilfarro?
En el caso de las cajas españolas, su problema es de capitalización, que se debe, entre otras cosas, a las dificultades para acceder a los mercados mayoristas, donde en los años del 'boom' inmobiliario se financiaban con las mismas alegrías que luego prestaban dinero a sus clientes, fueran o no solventes. Dicho de otro modo, no tienen dificultades aquellas cajas que, como las vascas, siguieron pegadas a su terreno, mientras que quedaron en fuera de juego aquellas otras que hicieron una expansión incontrolada. El problema es que ahora la banca encuentra el terreno abonado para presionar al Gobierno y al Banco de España para acorralar al conjunto del sector de cajas, que representa la mitad del sistema financiero español. En definitiva, que lejos de luchar por mantener entidades financieras regionales pegadas al terreno, vamos hacia un modelo de concentración financiera en manos de bancos privados, cuyas consecuencias para muchos territorios podrían ser graves a medio y largo plazo.
Otro revés importante para el desarrollo regional, decisivo para la cohesión económica y social de España. es el ataque sistemático a las autonomías. Digámoslo claro: es falso que las comunidades, salvo excepciones, tengan un gran endeudamiento. Del mismo modo que es mentira que España tenga una deuda insoportable en función de su PIB. El problema español es de déficit presupuestario y de coste de la deuda, algo que por cierto tiene relación directa con el verdadero problema del endeudamiento del país; es decir, las deudas de bancos y cajas, de las grandes empresas apalancadas y también de las familias hipotecadas. Una cosa es que el Estado ponga la cara por el riesgo país y otra muy distinta es que el grueso del endeudamiento sea de sus administraciones públicas.
El llamamiento de Zapatero para que se respete la decisión del alto Tribunal puede haber sido demasiado conciliador para la bronca que hay montada. Sin duda le ha faltado la contundencia con que el vicepresidente Rubalcaba ha dejado muy claro que hacen falta más que unos papeles para volver a las urnas como candidatos. Parece que Sortu lo va a tener muy difícil.