Viacrucis pagano

01/04/2021 - 09:34 Antonio Yagüe

Viacrucis son, entre improperios, quejas y vacaciones frustradas, las colas del hambre que han incorporado este año medio millón más de familias, según balance de Cáritas.

Ver las teles se convierte estos días en placebo pagano de los tradicionales viacrucis, otro año descafeinados por el virus. Con macabras estadísticas y nuevas olas como telón de fondo, las pantallas se llenan de telediarios esperpénticos, insultos y descalificaciones, aguijoneadas por las elecciones madrileñas. Rellenan las tertulias y espacios que recuerdan los aquelarres (convites) ilusorios de brujas que llegaron a fascinar al mismísimo Cervantes, que los cita muchas veces en sus “Novelas Ejemplares”.

Viacrucis son, entre improperios, quejas y vacaciones frustradas, las colas del hambre que han incorporado este año medio millón más de familias, según balance de Cáritas. La onegé católica certifica que la pandemia ha desatado «un tsunami social», ha «destrozado» a los más vulnerables, a quienes aún no habían salido de la crisis anterior, y ha sumido en la pobreza a decenas de miles de españoles que nunca habían pasado por semejante estado de necesidad.

Ya quieren pintar de amarillo las aliagas en las solanas de nuestros pueblos. Se ha visto alguna mariposa y las sabinas están a punto para ejercer su singular sexualidad con nubes de polvo matinal o famosa cierna. El cuco está a punto refrendar con su canto la llegada de la primavera. El año pasado ni nos enteramos.

La naturaleza también celebra su viacrucis. Los estudios más rigurosos aseguran que hace 50 años el planeta tenía el doble de vida silvestre. El porcentaje sube al 70% en el caso de los insectos. De hecho, ya el 96% de los vertebrados son ganado o humanos. La fauna silvestre, apenas un 4% del planeta, sufre su calvario particular. Se ha encendido una luz rojísima. La merma de la multiplicidad biológica aumenta la fragilidad de este mundo y las enfermedades. Entre otros motivos, porque la gran invención/creación de la Vida, para su inmejorable empeño de continuar, es haber conseguido millones de formas diferentes y de ejemplares de ellas.

Mientras, sigue el circo televisivo. El paisano y colega Javier del Castillo, experto en la materia, me comenta con fina y nostálgica ironía: “Antes Los Payasos de la Tele eran un programa y sabíamos cuándo se emitía”.