Volcanes: incompetencia y solidaridad
01/10/2010 - 09:45
Por:
El comentario
Fernando Almansa / Periodista
La erupción del volcán Islandés el pasado Miércoles 14 de abril, ha puesto aprueba la paciencia e ingenio de millones de personas en todo el mundo y en especial de los europeos que de largo hemos sido los más afectados. Quien escribe, ha marcado en su currículo haber sobrevivido a la nube volcánica, y también a la inoperancia de los burócratas de la Unión Europea y de nuestros bien amados Gobiernos nacionales. Hay tanto que contar sobre esta crisis que es difícil decidir por donde empezar, así que me lanzaré a las bravas. Cuando el jueves 15 de abril estando en Oxford, escuché a las siete de la mañana que el aeropuerto de Glasgow estaba cerrado, no podía imaginar que la cosa evolucionaría tan rápida en la parte natural y tan lenta en la parte institucional.
Sin embargo al medio día ya todo pintaba en bastos y emprendí mi peregrinación tratando de salir de la isla británica a toda costa ya que mi vuelo de ese mismo jueves fue cancelado. La aventura ha durado cuatro días recorriendo de forma increíble el canal de la mancha, hasta alcanzar París, luego Montpellier, Barcelona, Calatayud y suma y sigue hasta llegar cuatro días más tarde a casa. Por el camino he dejado a miles de personas que lloraban, se desesperaban, hablaban sin cesar por móviles, gastaban dinero a espuertas tratando de llegar a sus destinos, aporreaban ordenadores que no abrían las paginas de internet, por bloquearse ante tantos millones de personas queriendo hacer las mismas reservas, en las mismas páginas de internet. Escenas que he visto en Londres, en Paris en Barcelona,... en todo mi periplo. Los burócratas europeos boquiabiertos, de fin de semana, esperaban con el plumero a quitar el polvo del volcán sobre sus despachos. Entre tanto en Francia una huelga de ferrocarril se sumaba a la española de Renfe, haciendo la vida más fácil a todos, y los gobiernos bostezando discutían derechos de papel, corruptelas de aquí y de allá, y sólo cuando el poderoso caballero Don dinero empezó a levantar la voz, clamado por las pérdidas de las siempre bien mimadas compañías aéreas, sólo entonces y a la velocidad de una tortuga se reunieron para ver que se hacia, ya cinco días después del inicio de la crisis.
Pero ya el viernes 16, era evidente que Inglaterra tenía que desbloquear su cuello de botella, poniendo más trenes Eurostar, más ferrys para trasportar más coches, autobuses y pasajeros al continente y viceversa. Era evidente que las medidas tomadas, como en toda medida preventiva, eran susceptibles de ser ajustadas modificando parámetros de vuelos: alturas, rutas, hubs aéreos de distribución, etc. etc..El viernes cuando Eurostar hacía plenos de primera, era ya obvio que la Unión Europea y el Gobierno británico tenían que haber limitado temporalmente la subida especulativa de precios de transporte alternativo para evitar los abusos cometidos. El viernes era evidente que la Unión Europea tenia que haber dispuesto plataformas digitales para facilitar el intercambio de apoyo y servicios entre los millones de usuarios afectados y así maximizar recursos. Y por no alargar más, el viernes 16, era ya obvio que las huelgas de ferrocarriles, eran un derecho que podía haberse limitado o retrasado una semana dando prioridad a otros derechos más básicos y que afectaban a un millonario numero de personas. En suma el viernes 16 de abril ya era obvio que la Unión Europea, estaba alelada y que no era capaz de hacer nada, más allá de la retórica clásica. Y peor aún, era evidente que los Gobiernos europeos lucían una incompetencia digna de ser exhibida en alguna exposición universal. Pero me quedo con las solidaridad vivida con tantas personas con las que compartido kilómetros, lloros, angustias, frustraciones, impotencias, y también risas, buen humor, y sobre todo un gran sentido de humanidad que se ha impuesto a la fría e inepta acción institucional.
Pero ya el viernes 16, era evidente que Inglaterra tenía que desbloquear su cuello de botella, poniendo más trenes Eurostar, más ferrys para trasportar más coches, autobuses y pasajeros al continente y viceversa. Era evidente que las medidas tomadas, como en toda medida preventiva, eran susceptibles de ser ajustadas modificando parámetros de vuelos: alturas, rutas, hubs aéreos de distribución, etc. etc..El viernes cuando Eurostar hacía plenos de primera, era ya obvio que la Unión Europea y el Gobierno británico tenían que haber limitado temporalmente la subida especulativa de precios de transporte alternativo para evitar los abusos cometidos. El viernes era evidente que la Unión Europea tenia que haber dispuesto plataformas digitales para facilitar el intercambio de apoyo y servicios entre los millones de usuarios afectados y así maximizar recursos. Y por no alargar más, el viernes 16, era ya obvio que las huelgas de ferrocarriles, eran un derecho que podía haberse limitado o retrasado una semana dando prioridad a otros derechos más básicos y que afectaban a un millonario numero de personas. En suma el viernes 16 de abril ya era obvio que la Unión Europea, estaba alelada y que no era capaz de hacer nada, más allá de la retórica clásica. Y peor aún, era evidente que los Gobiernos europeos lucían una incompetencia digna de ser exhibida en alguna exposición universal. Pero me quedo con las solidaridad vivida con tantas personas con las que compartido kilómetros, lloros, angustias, frustraciones, impotencias, y también risas, buen humor, y sobre todo un gran sentido de humanidad que se ha impuesto a la fría e inepta acción institucional.