Vuelven los fantasmas

Los informes sobre la deuda griega y los máximos que se están pagando por la deuda portuguesa han vuelto a traer a las conversaciones la posibilidad de que España sea arrastrada y necesite ayuda. La verdad es que el diferencial con el bono alemán no cede y la inminencia de una subida del precio del dinero no hace más que sembrar dudas. La economía española no acaba de dar ningún síntoma de mejoría. El paro aún lo vemos a ver subir más, la competitividad excepto en algunos sectores y empresas puntuales nos deja en mal lugar y la crisis que puede avecinarse por los precios del petróleo dibujan un cuadro preocupante. El mayor problema en todo caso, además de nuestro endeudamiento, la falta de crédito para llevar a cabo inversiones y el desbocado gasto público es sin duda el Gobierno. Incapaz de generar confianza y de tomar alguna medida sensata, completa, estable. En fin, medidas que formen parte de un plan global que alguien tenga en la cabeza. Queremos ahorrar dinero y energía y por desidia llevamos gastados más de 10 millones de euros en pagar por los residuos de las centrales porque no han sido capaces de ubicar el Almacén de Residuos, la famosa ATC. Parece ser que todo lo que dice el gobierno que vamos a ahorrar con sus últimas medidas equivale a prolongar un año la central nuclear de Garoña. Es todo como de chiste, una broma de mal gusto. España necesita cuanto antes seriedad y criterio. Son muchos los problemas, pero tienen solución. El gobierno y los socialistas están a otras cosas. Unos a las elecciones autonómicas y municipales, otros a la sucesión de Zapatero y otros a buscarse la vida ante la debacle que pronostican las encuestas. Nadie está a gobernar, aunque a veces, dado lo que hacen, casi prefiramos que no hagan nada. Este mes tendrán lugar reuniones importantes en el seno de Europa. Esperemos que de nuevo se le reclame a España que acabe ya de una vez con las reformas pendientes, una de las más urgentes la del sistema financiero, pero también la de la negociación colectiva.