Y la casa sin barrer

04/04/2016 - 17:44 Javier del Castillo

Rajoy esperaba el otro día el desenlace del encuentro entre Sánchez y Rivera.

Rajoy esperaba el otro día al desenlace del encuentro de Sánchez con Iglesias para llamar al secretario general del Partido Socialista y ver si en última instancia sería posible la soñada gran coalición.
    Susana Díaz espera, pero desde hace más tiempo, que Sánchez se estrelle en su ambiciosa y alocada carrera hacia la Moncloa, para ella plantearse seriamente el asalto a la secretaría general del PSOE.
    Rivera espera que su compañero de viaje socialista retome la senda del centrismo y facilite un gobierno de coalición con el PP, previa jubilación de Rajoy.
    Iglesias espera convencer a Sánchez de las virtudes de un gobierno a la valenciana, renunciando él a la vicepresidencia y con otros compañeros en estratégicos ministerios. (Si el sueño “podemista” se cumpliera, veríamos a Julio Rodríguez, ex Jefe del Estado Mayor de la Defensa (JEMAD), condecorando a la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, por “haber demostrado altura de Estado” - lo dijo el otro día en la radio-, retirando tropas de los escenarios bélicos y mandando  a Siria, Irak o  Afganistán a “mensajeros de la paz”).
    El Rey también sigue esperando.Supongo que para él será casi una pesadilla imaginarse a Patxi López entrando otra vez por la puerta con nuevas  sugerencias. Lo mismo que esperan los ministros en funciones, sin saber si se repetirá el partido, si después de la prórroga vendrán los penaltis o si tras los penaltis habrá que jugárselo todo a cara o cruz.
    Lo que parece claro es que todo el mundo está a la espera…, y la casa sin barrer. Si todavía tuviéramos con nosotros a Sara Montiel, habría que pedirle encarecidamente que volviera a cantarnos el “fumando espero a la mujer que yo quiero, tras los cristales de alegres ventanales…”. Es la canción que mejor representa el momento  político.
    Tanta espera desespera y alguien tendrá que darse cuenta de ello. El “ya  hablaremos” puede acabar con la paciencia de los ciudadanos que votamos hace más de tres meses para que se constituyeran las Cortes Generales y se eligiera a un presidente de Gobierno.
    Los inversores quieren saber con quiénes se jugarán los cuartos antes de realizar nuevas operaciones y el consumo se ralentiza, no vaya a ser que esto se ponga todavía peor.
    Demasiada espera para tan escasos, por no decir nulos, resultados.