¿Y si leemos un libro este verano?
Hay que felicitar a Alovera, a su biblioteca, un ejemplo a seguir en tiempos convulsos.
Estamos en verano, estación en la que, en teoría, disponemos de más tiempo que bien podemos destinar a chapotear en el agua, a ejercer de críticos gastronómicos en terrazas o chiringuitos, a hacer limpieza generar en la casa del pueblo o, por qué no, a leer en libro. Muchos aprovechan parte de sus vacaciones a desempolvar esos volúmenes abandonados durante el resto del año en estanterías. La afición a la lectura renace al abrigo de las largas horas de sol y muchos incluso se preguntan por qué no se dejarán llevar también en invierno por el placer de la palabra escrita. Por suerte, todo apunta a que las generaciones venideras tienen mayor apego a la lectura por el simple gusto de vivir mil y una vidas ajenas. Así es gracias a la labor, entre otras bibliotecas, de la de Alovera. Y es que, un año más, este centro cultural se alza con un Premio María Moliner, los Goya del fomento de la lectura, los Nobel de la difusión del placer de leer. Y así, año tras año, la Biblioteca de Alovera, con el fuerte impulso del Ayuntamiento y el empeño de su directora, consiguen reconocimientos por proyectos educativos y que, en definitiva, pretenden eliminar las barreras de acceso a la formación y conseguir que pequeños y jóvenes se acerquen a los libros, sientan curiosidad y, en definitiva, disfruten de ellos. Es para estar orgullosos, pues el Consistorio aloverano no se cansa de repetir que su biblioteca municipal es la más galardonada de nuestro país. Quizá éstos sean los reconocimientos por los que políticos de todas las clases deberían sacar pecho, porque es digno de aplaudir que en esta sociedad del consumismo sigan siendo imprescindibles instituciones como las bibliotecas, centros en los que, de forma gratuita, uno puede disponer libremente de salas de estudio, acceso a internet, consultas bibliográficas y préstamo de libros. Por tanto, no queda más que felicitar a Alovera, a su biblioteca, un ejemplo a seguir en tiempos convulsos.