Yo confieso (Carta abierta a Porfirio Herrero)

01/10/2010 - 09:45 Hemeroteca

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Cartas al director
LUIS SANTIAGO TIERRASECA / Secretario de Organización del PSOE de Guadalajara
Confío que al recibo de ésta te encuentres bien de salud. He sabido que andabas delicado y espero que estés ya plenamente restablecido. Leo con curiosidad el consejo que me das en los medios de comunicación para que me prepare una oposición y pueda ganarme la vida. Esa repentina preocupación tuya por mi futuro venía a cuento del exceso verbal que cometí con Antonio Román, que fue exagerado y desafortunado. En las formas, no en el fondo. Admito que se me calentó la boca. La reacción era lógica tras muchos meses de soportar las aberraciones e improperios que tú y los Carnicero, Guarinos, Robisco, Somoano, Encarnación, De las Heras y hasta del moderado Bris, habéis dedicado a Barreda, Mª Antonia, Magdalena o Daniel. Creí que un poco de vuestra propia medicina no os vendría mal.
Sé que cuando nos veamos cara a cara me dirás, como has hecho otras veces, que las opiniones delante de un micrófono son “cosas de la política”. En más de una ocasión te he dicho, y los que me conocen lo saben bien, que yo no soy así. Y que lo que digo en público lo mantengo en privado y a la inversa. Para mi, ésa es la Política con mayúsculas. Pero al contrario que tú, no es mi aspiración jubilarme a costa de ella. A tus 63 años, no me cabe ninguna duda que aún te quedan arrestos para hacer méritos y seguir aspirando a más puestos de libre designación.

Llevo en este sano ejercicio casi tanto tiempo como tú y, efectivamente, nos diferencia tu condición de “funcionario”. Algo me han contado de cómo se fraguaban las incorporaciones al aparato del Estado desde el extinguido Cuerpo Especial de Oficiales Instructores al que perteneces, que fue el sustento humano del Frente de Juventudes. Ya ves que torpe he sido. Tantos años en esto y no he sido capaz de que me apañasen un puesto en la Administración, como otros muchos que tú y yo conocemos y que se sientan a tu lado en la cúpula directiva del Partido Popular de Guadalajara. Porque no todos los políticos somos iguales. Yo dediqué muchas horas a sacarme la carrera de Derecho, que me pagué de mi bolsillo con trabajos esporádicos en vacaciones porque, como sabes, provengo de una familia humilde con un padre “obrero” de la construcción.

Te conocí siendo delegado provincial de Industria y Trabajo. Tú eras director provincial del INEM. Entre otros logros, me siento especialmente orgulloso de haber contribuido en aquella etapa a solucionar, creo que de forma más que razonable, un grave conflicto laboral que afectaba a más de 700 trabajadores de la empresa Carrier. Y de haber hecho muchos amigos entre los “obreros”, que son los míos. Aunque ya me falla la memoria, recuerdo que no te vi arrimar el hombro en aquel peliagudo asunto a pesar de la responsabilidad que ostentabas. Muy al contrario, fuiste único escurriendo el bulto. La misma actitud que adoptaste en la ya extinta AVICU, aquella empresa avícola solvente y pionera que ahora desde el PP utilizáis de ariete contra José Mª Barreda por el interés “desinteresado” de una televisión local.

Pasé después a ocupar otras responsabilidades en Bienestar Social y, sin querer pecar de vanidoso, algunos éxitos cosechamos. Ahí están las nuevas residencias de Guadalajara, Molina de Aragón, Fontanar, Maranchón, Cifuentes, Albares y un largo etcétera. Y tantas y tantas viviendas tuteladas, y centros de día para nuestros mayores y discapacitados. El mérito no es mío sino de José Mª Barreda, presidente de Castilla-La Mancha, que sí se cree eso de apostar por los que más lo necesitan. Allí aprendí que lo importante no son los votos sino las personas.

En todos estos años me he dedicado en exclusiva a la “Política”. Un único sueldo que creo me he ganado honestamente. No como otros que tienes cerca, que compatibilizan el cargo político con su actividad profesional. Y perciben dos y hasta tres cuantiosos salarios. Pregúntale a Antonio Román y a Mª Dolores de Cospedal, la de los 220.000 euros anuales, que pregona allende los mares que ahora sois el Partido de los Trabajadores. ¡Qué desfachatez!
Hoy, como no soy “funcionario”, me toca buscarme otra vez la vida. Que no es ni más ni menos que lo que hacen el común de los mortales. Porque yo reivindico, supongo que al igual que tú, la Política como un servicio público al ciudadano, aunque no se tenga la certeza de volver a un puesto seguro y bien remunerado. Por eso defiendo que a ella no se dediquen sólo los “funcionarios” que, dicho sea de paso, estáis en vuestro derecho.

Así que con estos mimbres tuyos, me temo que no estás en condiciones de dar muchas lecciones. Ni a mi ni a nadie. Me enfrento a una nueva etapa. Y lo seguiré haciendo como hasta ahora, con la cabeza muy alta. Ah, se me olvidaba. Te recuerdo que Pareja no es tu pueblo. ¡Ya te gustaría! Es el mío y somos tan acogedores que hasta recibimos con los brazos abiertos a gente como tú. Que seas feliz, Porfirio.