Zapatero espera un milagro

25/10/2010 - 00:00 Fermín Bocos

Los cambios introducidos por Zapatero en el Gobierno son la prueba del fracaso de su política. La entronización de Pérez Rubalcaba es una enmienda a la totalidad de la estrategia de comunicación que desarrollaba la defenestrada vicepresidenta Fernández de la Vega. La destitución de Moratinos -más allá del premio a Trinidad Jiménez tras su batacazo en las primarias de Madrid-, viene a reconocer algunas carencias en nuestra política exterior evidenciadas recientemente en los incidentes con Venezuela, Marruecos o Gibraltar. Degradar en el escalafón a las ministras Aido (Igualdad) y Corredor (Vivienda) es el reconocimiento, en este caso de manera vergonzante, de dos fracasos. El de las "soluciones habitacionales" que no ha resuelto el problema de la Vivienda ni a los jóvenes ni a los menos jóvenes y, en el caso de Igualdad, el de un discurso ideológico trabado alrededor de una proclama igualitaria entre sexos que no ha sabido ir más allá de algunos dislates semánticos -"miembros y miembras"- y de comunicados periódicos alertando acerca de la violencia doméstica. Violencia, que, por desgracia, no ha decrecido. Poco hay que comentar en el ascenso de la señora Leire Pajín. Su condición de nueva ministra de Sanidad es la prueba de la idea que tiene el presidente Zapatero acerca de la importancia de dicho ministerio. A Celestino Corbacho en Trabajo le han relevado los cuatro millones y medio de parados; pensando en las próximas elecciones, su sustituto, Valeriano Gómez, ha sido llamado para restañar las heridas con la UGT. El nuevo Gobierno es una apuesta para ganar tiempo esperando el milagro de la salida de la crisis económica. Hasta hace poco, Zapatero se dejaba guiar por las encuestas. Ahora, parece que también cree en los milagros. . . Imprimir.