Zapatero ningunea a Rajoy

Hace quince días, el presidente Zapatero todavía buceaba en el pozo de las anfibologías en busca de recursos expresivos con los que orillar el término “crisis”. La consigna oficial era negar crisis económica y, tanto el presidente, como el ministro Solbes y Pepe Blanco desde el PSOE se turnaban para ocultar la evidencia ,zahiriendo, de paso ,a cuantos advertían de la inminencia de un crack. Dos semanas después, Zapatero ha cambiado de guión y como el gran actor que es nos ha vendido con cara de circunstancias la novedad: “Tenemos que hacer frente -son sus palabras- a una crisis gravísima”.
¿Se trata de la misma crisis? ¿Es otra de naturaleza distinta? ¿Qué ha pasado para que en horas veinticuatro los negacionístas se hayan tornado los más firmes defensores no ya de tratar al enfermo, sino de llevarlo directamente al quirófano? Con otro jefe de la oposición,¿se habrían atrevido a tan descarado ejercicio de funámbulos? La respuesta es :no. Sin entrar en la idoneidad o hinchazón del plan de rescate de bancos presentado por Zapatero -100.000 millones de euros es algo más que un pellizco del PIB-, lo cierto es que no tiene precedentes que semejante cantidad pudiera ser manejada sin control parlamentario. No tiene precedentes pero hay una clave que explica el porqué Zapatero ha pasado de negar la crisis a convertirse en paladín de de la intervención en los bancos. Lo hace porque no tiene oposición.Mejor dicho sabe que ningunear a Mariano Rajoy le hace subir enteros entre sus seguidores. Por eso le ha llamado a la La Moncloa en último lugar, cuando estaba ya seca la tinta del BOE que publica el decreto que va a permitir sanear lo pufos de algunos bancos y seguir haciendo negocios al resto.