Zapatero no quiere irse

25/05/2011 - 00:00 Julia Navarro

 
El desastre que el PSOE ha sufrido en las urnas es de tal magnitud que a Rodríguez Zapatero y los suyos les va a resultar muy difícil encastillarse en el empeño de pasar página aguantando el chaparrón sin hacer nada. Y es que resulta insólito que Rodríguez Zapatero, como secretario general del PSOE, no hubiera asumido su responsabilidad en el desastre nada más conocerse el resultado de las elecciones. En el seno del PSOE es tal la convulsión por lo sucedido el 22 de mayo que empiezan a aflorar las críticas y sobre todo las voces que, como la del lehendakari López, piden una reflexión profunda que pase por la convocatoria de un congreso extraordinario donde se decida no sólo quién debe de ser su líder sino también hacer una profunda reflexión sobre el papel y las propuestas de los socialistas en este comienzo de siglo.

   Lo cierto es que en el escenario dibujado por Zapatero no entra la celebración de un congreso extraordinario, sino la convocatoria de primarias, y así lo ha vuelto a reiterar a pesar de que muchos dirigentes socialistas consideran que en este momento sería una frivolidad abrir un proceso en que dos miembros del Gobierno, amen de otros posibles candidatos, dedicaran su tiempo a explicar por qué son mejores que otros para convertirse en candidatos a la Presidencia del Gobierno. Y eso sin olvidar que a Pérez Rubalcaba no le hace ninguna gracia las primarias y que ha trascendido que Carme Chacón había pedido en la Ejecutiva de su partido que se aplazaran unos meses.

   Por primera vez en los últimos ocho años Zapatero se está encontrando con que en su partido le llevan la contraria. Y es que en estos años Zapatero y su guardia de corps han gobernado el PSOE con mano de hierro poniendo al PSOE al servicio de su líder y no al revés. De ahí que la animadversión de los ciudadanos hacia Zapatero se ha trasladado al PSOE. Por decirlo claramente: la marca Zapatero perjudica a la marca PSOE. Pero el resultado de las elecciones del 22 de mayo está llevando a algunos socialistas a rebelarse y a pensar que o hacen algo de manera inmediata o el viejo partido centenario puede sufrir aún más en la próxima cita electoral que serán las elecciones generales.

   De ahí que Patxi López y otros dirigentes pidan que se celebre un congreso extraordinario y no se pierda el tiempo en florituras que es lo que serían ahora unas primarias. Pero en el seno del PSOE hay muchas otras voces que también abundan en la necesidad de que cuanto antes se vaya Rodríguez Zapatero. No quieren que se celebren primarias sino que los socialistas resuelvan el problema como siempre lo han hecho: en un congreso. A la petición de Patxi López se han unido Alfonso Guerra, Rodríguez Ibarra, Lerma, etc.

   E incluso el todavía presidente extremeño ha expresado su opinión de que Zapatero debería de convocar ya las elecciones generales. Pero aunque ese es un clamor, el PSOE necesita tiempo para reorganizarse, de ahí las prisas por convocar un congreso extraordinario y poder afrontar la próxima convocatoria electoral. Nunca el PSOE ha estado más en precario. Quizá por eso, lo que más se escucha en las conversaciones de los socialistas es que para que su partido vuelva a flote necesitan la retirada total de Zapatero. Pero el presidente no quiere irse. Ni él ni su equipo. Pretenden agotar los tiempos, de manera que no van a propiciar un congreso extraordinario porque de hacerlo dejaría de ser el líder del PSOE y entonces sería muy difícil que se pudiera mantener al frente del Gobierno hasta las elecciones.

   Creo que lo peor que le puede suceder a Zapatero en este final de ciclo es aparecer como un hombre que se agarra al poder creyéndose el destinado a resolver los graves problemas que tiene nuestro país. Pero también lo peor que le puede suceder al PSOE es dar la impresión a los ciudadanos de que anteponen sus intereses partidistas a los intereses generales. Lo cierto es que el PSOE tiene un problema de tiempo. No tiene candidato para las próximas elecciones y Zapatero, que quería ser secretario general hasta el último minuto, ha perdido la autoridad moral ante su partido para poder resistir un día más. Pero volviendo a la falta de liderazgo que sufre el PSOE, son muchos los socialistas que piensan que con un congreso extraordinario resolverían de manera inmediata ese problema de liderazgo y sobre todo el congreso sería el lugar donde debatir sus propuestas de futuro.

   El tiempo si juega en contra del PSOE, pero también del propio Zapatero, que previsiblemente tendrá que escuchar este próximo sábado en el Comité Federal lo que piensan muchos de sus compañeros: que lo mejor que puede hacer es marcharse cuanto antes, o mejor dicho, marcharse en cuanto se celebre un congreso y se proclame un nuevo secretario general. Y marcharse no significa otra cosa que convocar elecciones generales. Nuestro país necesita ofrecer una imagen compacta a los mercados y un Gobierno en precario como lo es el actual no es la mejor tarjeta de visita. Puede que sea el último en darse cuenta, pero el presidente Zapatero empieza a no ser dueño ni del calendario ni de su propio final y antes de quedarse del todo solo en el escenario debería de buscar la manera de hacer mutis por el foro. Es el mejor servicio que podría hacer a su partido y al país.