Zapatero pierde la calle
01/10/2010 - 09:45
José Luis
gómez
El paro y los problemas económicos constituyen, por quinto mes consecutivo, las principales preocupaciones de los españoles, según el Barómetro del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) correspondiente al mes de mayo.
Para el presidente del Gobierno, entrar en conceptos como crisis pertenece al ámbito académico, por lo que, según explica desde El País, no sabe cuál es el interés en eso. Si bien el caudal de datos negativos de la economía española -inflación, paro, caída del PIB...-, amenaza con desbordar el cauce del río, Rodríguez Zapatero mantiene que este año vamos a crecer en torno al 2%, y que eso es lo que han crecido Francia, Italia y Alemania durante cuatro años. Es más, para él estamos por primera vez delante de la media europea, ya que hemos superado a Italia y hemos recortado diferencias con Alemania. Menos mal que el Gobierno tiene un análisis, según el cual tenemos dificultades, consecuencia de un frenazo del crecimiento, concentrado básicamente en el sector de la construcción, que tiene causas en el contexto internacional.
Hay hechos que se comentan por sí solos y las palabras del presidente del Gobierno son un fiel reflejo de lo que, con los años, suele sucederle a quienes ocupan el poder: se distancian de tal modo de lo que acontece en la calle que confunden lo que pasa con lo que desean que suceda. Y eso que en su memoria quedará grabado para siempre el grito de aquel joven que le había pedido a ZP no nos falles la noche del triunfo electoral del PSOE en marzo de 2004.
Lo preocupante no es, de todos modos, que Zapatero haya perdido personalmente el pulso de la calle, sino que mientras persevere en sus errores no impulsará verdaderas políticas frente a una crisis que, sea cual sea su calado, exige respuestas que ni siquiera comenta. Peor aún, el equipo económico del Gobierno -imprescindible en estos casos- no está cohesionado y su hombre clave, el vicepresidente Pedro Solbes, no acaba de ocupar el primer plano de la actualidad, siendo como es la principal garantía que tiene Zapatero para capear lo que nos viene encima. Al fin, el PP puede tenerlo fácil.
Hay hechos que se comentan por sí solos y las palabras del presidente del Gobierno son un fiel reflejo de lo que, con los años, suele sucederle a quienes ocupan el poder: se distancian de tal modo de lo que acontece en la calle que confunden lo que pasa con lo que desean que suceda. Y eso que en su memoria quedará grabado para siempre el grito de aquel joven que le había pedido a ZP no nos falles la noche del triunfo electoral del PSOE en marzo de 2004.
Lo preocupante no es, de todos modos, que Zapatero haya perdido personalmente el pulso de la calle, sino que mientras persevere en sus errores no impulsará verdaderas políticas frente a una crisis que, sea cual sea su calado, exige respuestas que ni siquiera comenta. Peor aún, el equipo económico del Gobierno -imprescindible en estos casos- no está cohesionado y su hombre clave, el vicepresidente Pedro Solbes, no acaba de ocupar el primer plano de la actualidad, siendo como es la principal garantía que tiene Zapatero para capear lo que nos viene encima. Al fin, el PP puede tenerlo fácil.