Zapatero renunciará tras el anuncio final de ETA

28/12/2010 - 00:00 José Cavero

 
Mucho se viene especulando sobre la continuidad o no de Rodríguez Zapatero en esta última fase de su mandato legislativo, e incluso para la eventual candidatura en las elecciones de mayo de 2013. Sobre todo, las especulaciones se han incrementando desde que el propio Presidente aseguró que ya había adoptado una decisión y que, además de su esposa, ya había otra persona que la conocía. Pues bien, en su edición de este martes, en el diario Público, Ernesto Ekaizer, excelente conocedor de los entresijos gubernamentales, revela sus propias conclusiones sobre ese particular. Comienza revelando el periodista que el presidente del Gobierno ha creado su propio sistema de información y contrainformación. Cuando parecía preparar el terreno para un anuncio de envergadura, según se desprendía de sus achispados comentarios en la copa de Navidad del 20 de diciembre, rápidamente ha advertido que sus "colaboradores", todos anónimos, ya saben que piensa agotar la legislatura con sus reformas. Estamos ante lo que podría llamarse Zapaleaks. Zapatero viene a decir, pues, que a diferencia de lo que hizo Schröder cuando perdió el estado de Renania del Norte-Westfalia, en abril de 2005, su descalabro en Cataluña no conllevará la convocatoria de unas generales. Sin duda, una derrota aplastante del PSOE en las municipales y autonómicas de mayo pondrá sobre la mesa la convocatoria de las generales lo antes posible. Schröder y Zapatero comparten el haber impulsado unas reformas contra la voluntad de sus militantes y simpatizantes, la agenda de la reforma laboral y del recorte del Estado del bienestar (la llamada Agenda 2010 y la Hartz IV en Alemania). También tienen en común unos sondeos horribles en los meses previos a las elecciones. Si al dirigente alemán la derecha le ganaba en esas encuestas por 22 puntos, en España, el PP le lleva hasta 13 puntos porcentuales a Zapatero. Pero convocadas las elecciones anticipadas alemanas para septiembre de 2005, Schröder hizo un viraje de palabra hacia la izquierda y articuló su campaña con la exigencia de mayor justicia social. Compareció, enardecido, en los mítines, contra su propia política gubernamental, como si estuviera en la oposición. Sobre el filo mismo de la elección, la diferencia en los sondeos se evaporó. Los socialdemócratas, los verdes y la izquierda socialista de Die Linke obtuvieron en total más escaños, pero la coalición de derecha obtuvo una ventaja del 1% en el voto. Así se abrió paso la gran coalición. Pero hay (o habrá) una diferencia fundamental: todo apunta a que Zapatero no será candidato y que el triple enigma resultante consiste en saber cuándo hará el presidente del Gobierno su anuncio, quién será el cabeza de cartel para las generales y cuál será el procedimiento para seleccionarlo. La hipótesis más probable es que, al preparar el terreno en la copa de Navidad, Zapatero haga su anuncio en los primeros meses de 2011, después de algún acontecimiento de especial relevancia histórica. No porque ello suponga vuelco electoral, que no hay posibilidad alguna de ello, sino simplemente porque el hecho sea lo suficientemente emblemático. Y quizá no haya más que el hecho: el final del terrorismo de ETA. Porque, a lo más que aspira Zapatero en el terreno económico, absorbiendo el desgaste, es a que la situación no empeore. En buena ley, si rigiera la economía tradicional, por un plan de ajuste de caballo como el vigente, no se te exige cada día que pagues más por el dinero que pides prestado, porque ello no sólo pone más trabas a lo que te has comprometido a hacer sino que lo convierte en inútil (lo que se consigue con el ajuste fiscal y social se paga en mayores tipos de interés). Pero eso ya no es así. Por tanto, el anuncio de renuncia a la candidatura tendrá que ver con un hecho político. Y no hay otro que el final, caso de producirse, de ETA.