1992


Este es el año en que pusimos en marcha en Madrid la Tertulia Justicia y Utopía, que nos reunió a profesionales de la psicología, la psiquiatría, la medicina forense, abogados, magistrados, fiscales y también exreclusos, incluso quienes han estado en el corredor de la muerte. 

Este es el año en que pusimos en marcha en Madrid la Tertulia Justicia y Utopía, que nos reunió a profesionales de la psicología, la psiquiatría, la medicina forense, abogados, magistrados, fiscales y también exreclusos, incluso quienes han estado en el corredor de la muerte. 

Empezamos en el Café Iruña en la calle Hileras pero este edificio amenazaba ruina y nos asentamos en el Café Gijón otro lugar singular de Madrid. 

Escribo, sobre este tema porque han pasado ya muchos años desde la fundación de la tertulia que nos reúne cada primer jueves de mes a las 14:00 para almorzar, pero primordialmente para charlar, para aprender, para dialogar, para gustar de la palabra y de la reflexión. 

He defendido toda la vida que una característica esencial del ser humano es el lenguaje que nos permite transmitir ideas a los demás, recibirlas y también a nosotros mismos. El lenguaje como nos enseñó Vygotsky va de la mano del pensamiento. 

El lenguaje que puede ser oral, escrito, gestual, y cada vez con nuevas formas pero con el mismo contenido simbólico. 

Valoro y mucho a los filólogos y a quienes en la Academia de la Lengua cuidan de esta riqueza que es nuestra lengua el castellano que compartimos más de 500 millones de habitantes. Jamás, desde el año 92 ha existido una palabra más alta que otra, un improperio, y sin embargo sin hemos sabido debatir, argumentar, confluir. 

Y sí dejo constancia de la importancia de las tertulias, de las charlas, de los encuentros, ahora que pareciera la palabra se utiliza como pedrada, en vez de como colchón afectivo como lugar de encuentro. 

La especie humana alcanza a ser persona en, con y para los otros. 

Hasta Robinson Crusoe precisó un loro (Jueves) con el que hablar. 

A veces la soledad se circunscribe en gran medida a la imposibilidad de hablar con el otro y genera una angustia profunda existencial. Invito a crear tertulias que no tienen nada que ver con convocar a alguien y que dicte una conferencia pues este no es un ámbito magistral ni académico, pero desde luego vincula y mucho la prueba es que se mantiene siendo que algunos tertulianos han fallecido si bien una pareja se conoció y viven felizmente en matrimonio. 

Soy consciente que el título Justicia y Utopía es casi casi una redundancia, pero nosotros veníamos de ese ámbito siendo que hemos ampliado el espectro y hablamos también de otros temas que a todos interesan. No es verdad que el ser humano priorice lo económico, no es cierto que todo ser humano que se reúne busca su propio interés, esta tertulia lo demuestra cada jueves, cada mes, cada año desde 1992, por cierto que nacieron similares tertulias de esta semilla, en Pamplona y Barcelona.