Amistad en el recuerdo
Nos parece que pocos de los lectores de Nueva Alcarria no habrán sido asiduos a sus ‘Brújulas’, artículos con mucho ingenio que reflejaban su conocimiento y amor a la provincia.
En estos días nos ha llegado una muy triste noticia que no por esperada es menos dolorosa. Un amigo ha fallecido. Hoy creemos que tenemos que tener unas líneas para la casi fraternal amistad hacia él y su familia. Nuestro compañero en estas páginas de Nueva Alcarria, Luis Monje Ciruelo, nos ha dejado. Nuestra amistad era grande, trabajamos juntos durante muchos años, siendo mi persona de confianza como subdirector, por su valía, experiencia, vocación, implicación y cariño hacia el periódico. Nos parece que pocos que lean Nueva Alcarria no habrán sido asiduos a sus “Brújulas”. Artículos con mucho ingenio que escondían unos significados muy especiales, que reflejaban conocimiento de la provincia, amor a la tierra, opinión fundada sobre la vida misma. Era Luis una persona cultísima y de muy amable talento y talante, muy formado. No sabemos cómo definirle porque sobrepasa toda ponderación. Nosotros y mi familia tuvimos la suerte de tratarnos muy estrechamente, siendo nuestra relación no solo profesional sino sobre todo de amistad. La emoción casi no nos deja escribir cuanto conocemos y sabemos de su calidad humana y literaria, pues manejaba como pocos la ironía. Por eso tan sólo nos limitaremos a dejar constancia en esta columna de la admiración que sentíamos por él y por la amistad que nos propició siempre. Su mujer Petri también fue especial para nosotros y desde estas líneas queremos trasladar a sus hijos y nietos nuestra mayor condolencia. Luis fue un periodista y escritor de fama. Escribió miles de artículos desde los orígenes del periódico y hasta casi el final de sus días, aquí y en otros muchos medios. Reiteramos la admiración que siempre hemos tenido hacia él y el buen trato que nos dispensó siempre, en las duras y las maduras. Sabemos que él se sentía muy orgulloso de escribir sus colaboraciones cada semana. Era un gran sabio y conocedor de la humanidad. Su talento no sabríamos valorarlo pero sí su imaginación y agudeza que demostraba tanto al escribir como al hablar. Nos sentimos honrados con su amistad y queremos desde estas líneas lamentar su fallecimiento y resaltar el gran cariño que nos unió. En los últimos tiempos nuestras charlas fueron menos frecuentes pero tuvimos la oportunidad de despedirle recientemente en una visita a su domicilio. Que descanse en paz.