Diagnóstico social
Me preocupa pensar que no todo el mundo lee, y que el título hará desistir justo a los que más lo necesitan. Es por ello que intentaré divulgar su contenido desde los medios de comunicación, y dictar conferencias.
Como psicólogo clínico y forense siempre he trabajado en favor de la ciudadanía desde distintos ámbitos institucionales.
Tengo el honor de pertenecer a la más alta instancia académica de la Psicología y de haber laborado en la Fiscalía del Tribunal Superior de Justicia y ostentado el cargo de Defensor del Menor y de presidente de la Red Europea de Defensores del Menor.
He reseñado aspectos importantes como es la violencia filioparental, también denominada violencia ascendente de aquellos niños que por diversas circunstancias se vuelven contra sus progenitores, siendo que publiqué el libro El pequeño dictador: cuando los padres son las víctimas en el año 2006. Fueron mas de 300.000 las personas que adquirieron algo que desbordaba lo que es un libro, pues era un diagnostico de una realidad oculta, callada.
Ahora y como psicólogo social, aprecio en algunos adultos, una verdadera inmadurez, lo que conlleva falta de asunción de responsabilidad, de crecimiento personal, de compromiso cívico.
Es tan generalizada esta inmadurez que se ha convertido en colectivo, siendo que la sociedad demanda en todo momento apoyo del Estado, consumo de psicofármacos, tratamientos, etc.
De nada sirve diagnosticar correctamente, si no se aporta un tratamiento para revertir esta patología generalizada. Y es por ello que durante dos años he estado elaborando un libro que lleva por título: Inmadurez Colectiva y que edita Dykinson, dado el rigor que les caracteriza.
No resulta fácil que la ciudadanía reconozca sus propios problemas, limitaciones, mecanismos defensivos, pero es mi labor señalarlos con claridad y prudencia. Sabedor de que hay ciudadanos generosos, altruistas, que se sienten concernidos, y que hacen avanzar la sociedad desde verdaderos valores y virtudes.
En este mundo occidental, donde se entiende que la juventud es lo más, y aquí donde se persigue cual tesoro la felicidad, aunque sea momentánea o buscada en el exterior de uno mismo, estas reflexiones se hacen imprescindibles.
Me preocupa pensar que no todo el mundo lee, y que el título hará desistir justo a los que más lo necesitan. Es por ello que intentaré divulgar su contenido desde los medios de comunicación, y dictar conferencias.
A fin, mi criterio es que lo importante no es el yo, sino el tú, los otros.