Guadalajara en la literatura
En el año 1996, publiqué en la editorial Aache un libro acerca de este asunto: “Guadalajara en la Literatura” es su título, y “Una tierra para las buenas letras”, su subtítulo.
Nunca dudé de la gran importancia que las tierras de Guadalajara tuvieron, a través de nuestro idioma nacional, el Castellano, en las más elevadas cotas de la Literatura Universal desde tiempos medievales, es decir, desde sus orígenes en el denso panorama de la civilización de Occidente, que poco más de un siglo después encontraría sólida ubicación en tierras americanas, tras el histórico descubrimiento de 1492. No sé si todos los españoles somos conscientes de la importancia y de la trascendencia de nuestro idioma en el mundo, de su presente y de su futuro. Sobre este asunto, una de las tardes que subí a hacerle compañía a su residencia de El Clavín, hablando un poco de todo, me dijo don Camilo que llegaría el momento, no más de cien años, en el que en el mundo se hablarían sólo cuatro idiomas, a saber: el Inglés, el Español, el Árabe y el Chino. Convencido estoy, amigo lector, de que ni tú ni yo lo llegaremos a ver; pero conocida la autoridad de quien lo dijo, y la importancia universal de esos cuatro idiomas, no descarto la posibilidad que, además, sería muy provechoso para el desenvolvimiento cultural de futuras generaciones.
En el año 1996, publiqué en la editorial Aache un libro acerca de este asunto: “Guadalajara en la Literatura” es su título, y “Una tierra para las buenas letras”, su subtítulo. En él aparecen, con datos biográficos del autor y cinco o seis páginas de su obra, veinticinco autores de todos los tiempos que tuvieron por asunto exclusivo escribir sobre estas tierras, entre ellos: el Arcipreste de Hita, Teresa de Jesús, Pérez Galdós, Pio Baroja, Ernest Hemingway, Sánchez Ferlosio, Camilo José Cela, y Andrés Berlanga de entre los nuestros.
He pensado que en mi columna semanal de Nueva Alcarria, a lo largo de las próximas semanas, vaya publicando en ésta mi sección, alternando con comentarios de cualquier otro carácter, referencia a estos autores, con un párrafo significativo de su obra, en relación con estas tierras. Pienso que a muchos nuestros jóvenes, y a otros que más o menos recientemente se han incorporado a vivir entre nosotros, les puede servir para su mejor conocimiento de estas tierras. En la próxima semana podemos hablar de Clarín, Leopoldo Alas, quien siendo niño vivió en Guadalajara, y dos de sus mejores obras, “Superchería” y “Pipá”, transcurren en la ciudad de su niñez, a la que evoca en un trabajo admirable.