¿Habrá ardillas?
Me pregunto si entre las mejoras del parque de San Roque figura soltar varias parejas de ardillas para que puedan procrear.
El alcalde ha anunciado la inversión de casi dos millones de euros en la reforma de la Concordia y en la mejora del parque de San Roque, el más extenso y concurrido de la ciudad. Y se me ocurre preguntar si entre esas mejoras del parque figura la de soltar varias parejas de ardillas para que puedan procrear y asentarse en él. Yo las he visto en el Hyde Park, de Londres, en la Espineda de Checa, en la parte que da al Rochón, y, hace años, en el centro de Mondéjar. Y me dicen que también hay en El Clavín y en abundancia en el valle del arroyo San Andrés, de gran densidad forestal en los Yélamos. Las ardillas son muy ágiles, vivas e inquietas, y por la gracia de sus movimientos, llaman la atención y divierten a chicos y mayores. En el parque londinense dejan acercarse bastante, pero las que yo he visto en la provincia huyen de los que se les acercan. No voy a tratar de comparar el Hyde Park de Londres con el parque de San Roque; en primer lugar porque aquel tiene 140 Has. y muchos siglos de antigüedad y grandes apoyos institucionales, y el nuestro quizá no llegue a dos hectáreas de extensión y se creó hace menos de doscientos años. Puestos a soñar no le vendría mal al parque de San Roque un pequeño lago con barcas para remar como en el de Londres, porque si hay aguas subálveas suficientes para hablar de la mayor playa interior de Europa en Alovera, no faltarían para un pequeño lago en Guadalajara, algo no tan utópico si el parque de San Roque se ampliara por el Norte y el Este, como es posible. Un romántico lago hubo ya con barcas, sombrillas y pamelas antes de la guerra en Gárgoles de Abajo aprovechando un remanso del río Cifuentes en medio de una arboleda. Alguna foto hizo Tomás Camarillo de este lago y yo la tengo en el libro “La provincia de Guadalajara” editado por Auset y Menet en 1948, con textos de Layna Serrano y fotos de Layna, Camarillo, García Hernández, Sanz y Díaz, J. Reyes y otros. Libro que tengo firmado por Layna y Camarillo el 12 de octubre de 1949 con una expresiva dedicatoria en la que me llaman “excelente alcarreñista y amigo.