Humanismo europeo
Esa es la diferencia, que hoy miramos más al futuro que al pasado, aunque dicha mirada fue el comienzo de todo el 25 de marzo de 1957.
Vamos a olvidar, por un momento, la expresión o el concepto cultural muy amplio y significativo de humanismo occidental para centrarnos en su expresión reduccionista y europea. Madrugada de Europa. Esa es la democracia en nuestro tiempo pues nació en ella. Siguiendo el valor de la metáfora, no podemos pensar hoy en el ocaso de Europa. Es cierto que el sol de la seguridad no brilla con esplendor en su cielo, como en otros tiempos. Hay algunas nubes, algunos nubarrones en el horizonte. Europa es el hombre. Estamos ante un pulso. De su resultado tiene que salir una nueva Europa, o sea, un nuevo humanismo. Esa es la diferencia, que hoy miramos más al futuro que al pasado, aunque dicha mirada fue el comienzo de todo el 25 de marzo de 1957. Aquel grito de “nunca más” fue una llamada y arrebato. No son tiempos de funeral, de celebrar o llorar la muerte de Europa sino de dejar que salga el sol sobre el hombre.
En el lenguaje democrático hay que distinguir entre protestar y demostrar. Las protestas son contra algo, mientras que las demostraciones son a favor de algo. Hay enemigos de Europa. Hoy nos demostramos a favor de Europa. Estamos viviendo una crisis que es la suma y resultado de muchas otras crisis. Nos encontramos ante un año 2017 muy europeo donde muchos Estados fundadores tendrán elecciones. Comenzó Holanda, seguirán Francia, Alemania e Italia. Europa no es perfecta pero puede ser mejor. En 2004 Holanda y Francia perdieron un referéndum a favor de una nueva Constitución Europea. Desde entonces, ha aparecido en el horizonte un nuevo concepto y problema: los refugiados. Esa es la nueva vía hacia el humanismo: superar los nacionalismos con la colaboración y los egoísmos con la solidaridad.
Europa significa unidad. También significa progreso, paz, dignidad y bienestar. Europa se ha convertido en una clave del pensamiento y del humanismo moderno. Hay que superar los nacionalismos y gestionar la pertenencia o la identidad nacional en clave de comunicación y solidaridad. Sobre el cielo europeo del humanismo cristiano se cierne el egoísmo del populismo pues todos ellos son individualistas. Y sin embargo, hay que reivindicar la identidad europea basada en una tradición histórica de valores que han demostrado su eficacia para formar una cultura con cohesión y fuerza. Necesitamos un nuevo planteamiento próximo a la refundación. Todos los días son veinticinco de marzo de aquel año para Europa.