Igualdad entre los territorios
La igualdad de un castellano o un catalán, por ejemplo, es la respuesta frente a quienes quieren tener más derechos por vivir en un territorio que en otro.
El 6 de diciembre ha dejado diferentes actos para conmemorar el 41 aniversario de la Constitución española. Un año más se ha puesto en valor sus grandes virtudes, la principal haber hecho posible un profundo cambio social en España donde se han conseguido grandes avances individuales y colectivos gracias a ese edificio constitucional que se construyó entre todos, políticos capaces de entenderse, y ciudadanos que refrendaron el consenso en las urnas. Es el periodo histórico más largo en el que se ha convivido con libertad, garantizando y consolidando derechos, venciendo los momentos más difíciles como el terrorismo o el golpe militar. Ahora vivimos otro tiempo complicado y de nuevo debemos apoyarnos en la Carta Magna, en sus principios, disposiciones y valores, para superarlo. Es un texto plenamente vigente que contempla su propia reforma cuando sea necesaria siempre para hacerlo más fuerte, mejorar la convivencia y dar respuesta a las necesidades que surjan desde la unidad o el amplio acuerdo, nunca desde el oportunismo político o las conveniencias de unos cuantos. Este año el mensaje más repetido ha sido el de la igualdad como gran principio que propugna el mismo acceso a los servicios de los ciudadanos con independencia de sus recursos o el lugar donde vivan. Esa igualdad de un castellano o un catalán, por ejemplo, es la respuesta frente a quienes quieren tener más derechos por vivir en un territorio que en otro. Las singularidades o diferencias no significan desigualdad entre las personas,-ya se integran en la descentralización contemplada- y este mismo criterio se debe aplicar entre los que residen en el mundo urbano o el rural, igualdad territorial para luchar contra la despoblación. El presidente de la Diputación leyó parte del título VIII que fija la organización territorial del Estado para hacer hincapié en esa igualdad ante el desafío independentista y resaltar que la distribución en municipios, provincias y comunidades autónomas es lo que ha permitido acercar mejor los servicios básicos a los ciudadanos estos cuarenta años haciendo posible esa transformación a mejor de la sociedad. En tiempos convulsos debemos cerrar filas con la Constitución que garantiza más bienestar a una mayoría y protección a los que más la necesitan.