José Antonio Ochaita en el recuerdo, 45 años después de que su voz se apagase en Pastrana

12/08/2018 - 10:57 José María Bris Gallego

El escritor sevillano Antonio Burgos dice que “los que le oyeron declamar sus poesías cuentan que era un prodigio de comunicación similar a García Lorca”. A su voz unía las manos que se movían como alas que quisieran arrojar con fuerza sus palabras.

Pastrana celebra en su santoral local y tradicional  varias fiestas a lo largo del año, San Antón, San Sebastián, la Semana Santa, los Mayos, el Corpus, el Festival Ducal, la Virgen de la Asunción, Santa Teresa, … En los alrededores del 16 de julio, festividad de la Virgen del Carmen, durante muchos años, organizado por el Núcleo González de Mendoza, que presidía el pastranero Ángel Montero con la colaboración del alcalde Francisco Cortijo Ayuso, se celebraba un certamen poético, “Versos a media noche”, que tenía lugar en el recogido atrio de la Colegiata, en el participaban  poetas  como José Antonio Ochaita, José Antonio Suárez de Puga, Carlos Murciano, José García Nieto, Rafael Duyos, Federico Muelas, Francisco Garfias…

  Eran las doce  de la noche del 17 al 18 de julio de 1973, la hora mágica en que un día muere y otro nace. Ochaita, jadraqueño de nacimiento, pero con gran amor hacia Pastrana, se dirigió a recitar su verso hacia la cruz que sobre la escalinata de piedra se encuentra en el  atrio de la Iglesia, su figura leve se recortaba sobre la fachada del templo, extendió sus manos y su voz suave y profunda comenzó a recitar. ¡Tengo la Alcarria entre las manos!

  Al llegar a la cuarta estrofa, el tiempo se paró para el poeta, sus manos intentaron agarrarse al aire, a la nada y sus ojos miraron al cielo,  a la luna, a las estrellas, antes de apagarse para siempre.”Ochaita murió con el verso puesto”como dijo Carlos Murciano, que muerte tan poética.

  Los amigos que estaban allí intentaron reanimarle, pero fue imposible, a altas horas de la madrugada una comitiva fúnebre atravesaba la alcarria, bajando a la campiña del Henares, mirando la mole grisácea, ahora negra por la noche que lo envolvía del Pico Ocejón, llevando a Jadraque, su pueblo natal,  al poeta caído por la fuerza del rayo. Hace ahora 45 años de aquel suceso, que fue noticia nacional por la persona que había fallecido y por la forma en que lo había hecho.

  José Antonio Ochaita García era de leve figura, poco mas de 1,60 de altura, delgado, con poco pelo y amplia frente, que denotaba inteligencia, de ojos claros, mirada profunda, voz suave, educada para recitar. El escritor sevillano Antonio Burgos en su antología poética Rapsodia española dice que “los que le oyeron declamar sus poesías cuentan que era un prodigio de comunicación similar a García Lorca”. A su voz Ochaita unía las manos que se movían como alas que quisieran arrojar con fuerza sus palabras llenas de poesía  hacia aquellos que las escuchaban. Era José Antonio Ochaita un excelso poeta, pero sobre todo un profundo pensador, amigo de Unamuno en Salamanca, de Jacinto Benavente en Madrid, de Valle Inclán en Galicia, de Rafael de León en Sevilla, de Eduardo Marquina...  

Autor de poemas inolvidables, que van siendo clásicos en los recitales de España e Hispanoamérica, Los besos que yo te di, El acabose, El Pomporè, Así pintaba don Diego… importante  coplista de la canción española, algunas veces con Rafael de León y el maestro Quiroga, las más con Valerio y Solano, creaciones como Cinco Farolas, El Porompompero, Eugenia de Montijo, La Lirio, La fuente de la alcachofa, Será una rosa será un clavel, las canciones de la película Bienvenido mister Marshall…. son algunas de las cerca de mil coplas que escribió, cantadas por las mejores tonadilleras, Concha Piquer, Juanita Reina, Marife de Triana, Lola Flores, Gracia Montes, Carmen Sevilla, Paquita Rico, Marisol Reyes,Rocío Jurado…. y grandes “cantaores” como El Príncipe Gitano, Rafael Farina, Manolo Escobar, El Fari…

Descubridor de grandes talentos de la canción española, en la academia de música que junto con Xandro Valerio y el maestro Solano tenía en la calle Silva de Madrid, de allí salieron para triunfar en los escenarios entre otras y otros, Marife de Triana, Marisol Reyes, Gracia Montes, El Fari, Manolo Escobar,…. Rocío Jurado, a la que en el funeral celebrado en Madrid cuando murió la oí decir dirigiéndose a la familia del poeta que  “Ochaita cuando llegó a Madrid de su Chipiona natal había sido como un padre para ella”.

Ochaita fue también uno de los últimos dramaturgos que escribió en verso sus obras de teatro, siguiendo la tradición de los clásicos, Lope de Vega, al que tanto admiraba, Calderón de la Barca, Lope de Vega… obras como Cancela y Doña Polisón son testimonio de ese bagaje que nos dejó el poeta.

Hombre sencillo y humilde, castellano viejo, tocó todos los palos de la literatura y en todos ellos fue un maestro, en Vigo durante su estancia como profesor del colegio de Jesuitas fue redactor de El faro de Vigo y allí compartió tertulia y amistad con Álvaro Cunqueiro, Jesús Ferro Couselo, José María Castroviejo… siendo nombrado miembro de la Real Academia Gallega de las Buenas  Letras.

En Sevilla fue poeta y folklorista, tertuliano en la calle Mateo Gago, domicilio de su tía Esperanza Perales, que firmaba sus poesías como Eva Cervantes  y los poetas Rafael de León y Sánchez Arjona, siendo también elegido para ocupar un puesto en la Real Academia sevillana de las  Buenas Letras.

En Castilla, Madrid, Guadalajara y Jadraque su corazón, desde la calle Fucar numero 7 de la capital de España donde vivía se irradiaba hacia estos lugares; el estreno de sus obras en los teatros Español, Reina Victoria y Calderón; el impulso de la tertulia “La Colmena” que reunía a los más destacados intelectuales de Guadalajara de la época, Layna Serrano, José María Alonso Gamo, Tomás Camarillo, Claro Abánades, José Sanz y Díaz, Julián Gil Montero…. preocupados por su provincia, por elevar el nivel cultural de la misma y la protección de su patrimonio. Fue Cronista Municipal de la Ciudad de Guadalajara y Jadraque, escenario de su actividad cultural y social, destacando sus esfuerzos para levantar la ruina del castillo con el alcalde Mariano Ormad, fortaleza de la que las piedras caían de manera inexorable como lágrimas de un coloso inerte incapaz de poder levantarse por si mismo.

La recuperación de sus tradiciones, su relación con la juventud, programando actividades culturales, obras de teatro  que el  mismo dirigía, excursiones a las que nos acompañaba…

Jadraque hace cuarenta y cinco años que ha perdido su sombra, pero no le ha olvidado. El Parque Municipal lleva su nombre y dos monumentos nos recuerdan su rostro y su memoria, el busto que Navarro Santafè hizo, similar al que figura en la plazuela del Carmen de Guadalajara, que se encuentra en la plaza Gutiérrez de Luna, frente a la iglesia y el otro perfilado en hierro según diseño de Ezequiel Castellanos y trabajado en  forja por José Miguel Domínguez a la entrada del parque que lleva su nombre. 

Dentro de unos días, según me dijo el alcalde Alberto Domínguez, se inaugurará en Jadraque un nuevo espacio dedicado a Ochaita, en el que habrá recuerdos, óleos, fotografías, manuscritos, libros publicados, documentos… espacio que estará situado en la misma planta y casi lindero con la saleta de Jovellanos en la Casona de Perlado-Verdugo. Guadalajara también le dedicó una calle en el  barrio de la Chopera, conserva su busto en la Plaza del Carmen  y cuando Pastrana dejó de celebrar “Versos a medianoche”,  en el año 1993  siendo alcalde, lo recuperé para la ciudad. Este año ha cumplido su  XXV aniversario el Premio de Poesía de la Diputación Provincial lleva su nombre y en la sede social de la Fundación Siglo Futuro hay un “rincón” dedicado a él.

José Antonio Ochaita, hace ahora 45 años su voz se apagó en Pastrana.