Sin remedio, o la excusa perfecta
La ruta que llevamos me recuerda a Zapatero, cuando decía que él era el capitán del barco y que todos debían apoyar al capitán.
Leo con tristeza las noticias de este domingo a medio día, donde se desgranan las distintas manifestaciones violentas ocurridas en muchas ciudades de España, como protesta a la situación de “toque de queda” ordenada por los políticos, que utilizan como excusa la pandemia, y lo veo con mucha tristeza, porque puede ser el germen que muchos auguran de un “estallido social”.
No me gusta la violencia, creo que el que tiene que recurrir a la violencia para defender una causa, sea la que sea, es que es porque la causa no tiene razón de ser. La violencia es lo que han utilizado siempre los terroristas para intentar imponer sus ideales a una sociedad que nunca les ha mostrado apoyo alguno.
Como digo no me gusta la violencia, y creo que esta explosión de rabia se ha debido a la forma de tratarnos de los políticos que nos gobiernan, a todos sin excepción, pero sobre todo al Gobierno que tenemos en nuestro país.
Después de más de 6 meses de pandemia, provocada en gran medida por la “hoja de ruta” ideológica del Gobierno, donde se fomentó, en vez de la prevención sanitaria viendo el espejo de Italia, las manifestaciones del 8 M aún a costa de contagiar a miles de manifestantes (todas las presentes en la cabecera de la manifestación de Madrid terminaron contagiadas, y alguna de las asistentes a la misma ya están muertas) o en la que hemos tenido a un Simón, más encargado de contar chistes en sus comparecencias (que no ruedas de prensa, ya que han censurado hasta a los periodistas) contándonos sus problemas con las almendras, banalizando sobre los muertos y pareciendo a un niño de San Ildefonso, cantando cada día un numero, unos días más alto, o al siguiente más bajo. Después de saber los intríngulis del Salvador, que no se preocupa de salvarnos sino de llevarse su comisión en la compra de material sanitario; después de ver al presidente más preocupado de sus vacaciones y sus viajes en falcón que de la salud y la economía de los españoles; después de ver agredirse verbalmente a unos políticos contra otros; después de comprar algunos medios de comunicación, que solo nos enseñan ancianos centenarios venciendo al virus, y aplausos de los sanitarios que los salvan, en vez de mostrar la realidad de la enfermedad en las UVIs, y las criticas de quien se enfrentan a la enfermedad sin EPIs; después de engañarnos todos los días con los datos y la situación verdadera; en fin, después de seguir mirándose el ombligo y buscar votos aún en tiempo de no elecciones (como se ha visto claramente en la moción de censura pasada), la opción de nuevo de los políticos es: quitarnos la poca libertad que nos pudiera quedar. Eso sí, la publicidad siempre por delante de todo: “grupos de extrema derecha y de izquierda”.¿Alguien se ha preguntado si es de gente que ha comido hoy gracias al Banco de Alimentos, pero que no les llega para la cena y además deben la luz y el alquiler?, claro, eso no interesa, interesa la carga ideológica-política del que da el mensaje. Y sigo condenando la violencia y las manifestaciones violentas, pero con los actos de todos los políticos, las mentiras diarias y la situación económica provocada, ¿de verdad esperan que la gente se quede en sus casas a ver como se les mata de pena, tristeza y hambre?
Si hubieran dicho la verdad desde el principio, hubieran mostrado la gravedad de la situación, hubieran respetado a los muertos y ayudado a los vivos, no se hubieran reído de las víctimas; si hubieran utilizado los recursos económicos para salvar a las personas, en vez de para llevarse comisiones personales; si hubieran utilizado los recursos políticos del Estado de alarma para mostrarse unidos ante la pandemia, en vez de utilizarlos para subir a Pablo Iglesias a los altares y al CNI; y buscar enfrentamientos entre políticos y autonomías, quizá la gente estaría confiada en que el camino mostrado sería el correcto, pero después de ver de dónde venimos y a quién tenemos al frente, no es de extrañar que haya quién se harte, y que el único medio que tengan de expresar esa hartura sea saliendo a la calle, en contra de esta situación impuesta, que la gente termine estallando. Si nos mienten y falsean la realidad, ¿Por qué tenemos que fiarnos de que esta vez si sí es cierto y no falso como todo lo demás?
La ruta que llevamos me recuerda a Zapatero, cuando decía que él era el capitán del barco y que todos debían apoyar al capitán, cuando ya había llenado el barco de agujeros y lo llevaba derecho a la catarata del Niagara.
Pero mucho cuidado, la situación es muy grave, no solo la sanitaria, la situación es tan grave, que utilizando la situación sanitaria nos llevan al confinamiento total; si además se mezcla con protestas violentas, ¿a dónde nos llevarán nuestros incapaces gobernantes?, Me da mucho miedo. Más valdría que se pusieran a trabajar en cuestiones reales y prácticas, en vez de decidir subirse el sueldo en plena pandemia, mientras la economía se hunde y las calles se llenan de colas del hambre…