Vidas en el aire

30/01/2021 - 17:13 Antonio Yagüe

Una sola familia de vencejos es capaz de devorar cuatro kilos de mosquitos al año, ¡unos 800.000! En Europa fascinan.

Campesino significa “amor a la tierra y amor a la naturaleza”, recalcaba el maestro labreño don Isidro. Era de los pocos que explicaba sin liarse la diferencia entre golondrina, avión y vencejo. Tan bien como la Sociedad Española de Ornitología (SEO/Birdlife), que ha elegido “ave el año 2021” al vencejo, fascinante inquilino del aire, ligado a nuestros pueblos y ciudades.

Su chillido era la banda sonora de las tardes veraniegas de nuestra infancia. Pero su población ha descendido un 30% en las dos últimas décadas. Son protagonistas de magistrales poemas de Góngora y Unamuno como reloj de la primavera y del paso del tiempo. Serrat les dedicó una alegre canción, Les falciots, vencejos en catalán, que dice cosas como “cuando los vencejos se van, el sol se queda llorando”. 

Estos simpáticos pájaros han adaptado su asombrosa forma de vida al aire para pasar diez meses sin posarse en ningún momento, comiendo mosquitos, bebiendo y durmiendo –también copulando–, mientras vuelan de forma ininterrumpida. La envergadura de sus alas y patitas cortas dificultan la operación de levantar el vuelo. Les cuesta posarse salvo para anidar en resquicios y huecos de los aleros que antes formaban los tejas redondas de las edificaciones. Pero las casas nuevas y las reformas con reboques para que no ensucien los ahuyentan. Además, el uso y abuso de insecticidas en los cultivos ha hecho desaparecer su alimento. 

Los expertos calculan que un vencejo vuela 20.000 kilómetros al año en sus migraciones de Europa a África. Una sola familia es capaz de devorar cuatro kilos de mosquitos al año, ¡unos 800.000! En Europa fascinan. En Fráncfort (Alemania) existe una clínica especializada. En España, Segovia celebrará, cuando la pandemia lo permita, el VI Congreso Internacional de Vencejos. Es el marco ideal. Llegan en abril y se alojan en los muros del famoso Acueducto hasta agosto. 

En SEO/Birdlife creen que deberíamos preocuparnos más de estos pájaros “si no queremos que nuestros cielos se queden sin voz”. Lo decía ya Serrat: “Y después de todo esto,/ dígame usted / si el vuelo de este vencejo / no significa nada”.