Alegre encuentro de 40 pequeños monaguillos
01/10/2010 - 09:45
Por: Redacción
RELIGIÓN
La Delegación Diocesana organizó el viernes una merienda para estos ayudantes de las parroquias
En medio de un gran alborozo, alrededor de 40 niños y niñas disfrutaron el viernes de un alegre encuentro para monaguillos organizado por la Delegación Diocesana de Pastoral Vocacional de Guadalajara en el Seminario Menor del colegio Diocesano Cardenal Cisneros de la capital. Entre varias actividades, una merienda y un rato de oración transcurrió la tarde. Los asistentes, monaguillos y monaguillas, realizaron una pequeña convivencia, la segunda del curso, en la que, en compañía del delegado, Juan Antonio Fernández, les dio a conocer la importancia de la vida pastoral y sacerdotal.
Álvaro Gamo Barriopedro, Víctor Guzmán Gil y José Antonio López, son algunos ejemplos de pequeños claramente participativos en la vida religiosa desde hace varios años. Todos ellos acuden a misa con regularidad siempre que pueden. Unos, como Víctor, siguieron los pasos de algún familiar, y otros, como Álvaro, decidieron echar una mano al cura de su pueblo. Los tres asintieron sonrientes cuando se les preguntó si les gustaba ser monaguillos. Un pizpireto Álvaro desveló una de las claves por las que algunos niños se animan a ayudar a los párrocos en las liturgias. Porque hay muchos curas que dan calderilla, aseguró convencido el pequeño.
Fernández destacó la buena acogida que tienen estas reuniones periódicas, a pesar de la menor implicación general de la sociedad actual en la vida religiosa. Es cierto que en los últimos años se ha producido un notable descenso del número de chicos que deciden participar en las liturgias cristianas, al igual que también se hace evidente en cuanto a la cantidad de vocaciones, según aclaró el delegado. En el caso de los jóvenes monaguillos, Fernández achaca este descenso a una menor influencia desde el núcleo familiar y a la menor constancia a la hora de ir a misa. Esto lo comentamos los curas, es verdad que ahora hay menos monaguillos, afirmó el delegado. Fernández calculó que actualmente más de un centenar de niños y niñas participan en las liturgias dominicales en las 400 parroquias pertenecientes a la Diócesis. Suelen ser chicos de quinto o sexto de primaria, manifestó el delegado.
Falta de iniciativa familiar
En cuanto a la celebración de este tipo de encuentros, son muchos los niños que se animan a repetir, según explicó Fernández. El objetivo es hacerles ver la vida como vocación, que no solamente basta con ir a misa los domingos, advirtió el delegado, enseñanza que se transmite mejor en los primeros años de infancia.
Fernández señaló un menor nivel de compromiso, lo que unido a la falta de iniciativa por parte de sus familiares hacia estas opciones ha provocado el descenso del número de vocaciones. No es sólo un factor, aseguró el delegado, refiriéndose al compromiso como un concepto que todavía no ha sido asimilado por la sociedad. Fernández señaló directamente a los progenitores como los principales opositores a esta alternativa. Antes también había más familias numerosas y era un valor para los propios padres tener un hijo sacerdote, valoró el delegado, añadiendo que todavía es peor en el caso de los misioneros.
Por ERIKA HATAMOTO
Fernández destacó la buena acogida que tienen estas reuniones periódicas, a pesar de la menor implicación general de la sociedad actual en la vida religiosa. Es cierto que en los últimos años se ha producido un notable descenso del número de chicos que deciden participar en las liturgias cristianas, al igual que también se hace evidente en cuanto a la cantidad de vocaciones, según aclaró el delegado. En el caso de los jóvenes monaguillos, Fernández achaca este descenso a una menor influencia desde el núcleo familiar y a la menor constancia a la hora de ir a misa. Esto lo comentamos los curas, es verdad que ahora hay menos monaguillos, afirmó el delegado. Fernández calculó que actualmente más de un centenar de niños y niñas participan en las liturgias dominicales en las 400 parroquias pertenecientes a la Diócesis. Suelen ser chicos de quinto o sexto de primaria, manifestó el delegado.
Falta de iniciativa familiar
En cuanto a la celebración de este tipo de encuentros, son muchos los niños que se animan a repetir, según explicó Fernández. El objetivo es hacerles ver la vida como vocación, que no solamente basta con ir a misa los domingos, advirtió el delegado, enseñanza que se transmite mejor en los primeros años de infancia.
Fernández señaló un menor nivel de compromiso, lo que unido a la falta de iniciativa por parte de sus familiares hacia estas opciones ha provocado el descenso del número de vocaciones. No es sólo un factor, aseguró el delegado, refiriéndose al compromiso como un concepto que todavía no ha sido asimilado por la sociedad. Fernández señaló directamente a los progenitores como los principales opositores a esta alternativa. Antes también había más familias numerosas y era un valor para los propios padres tener un hijo sacerdote, valoró el delegado, añadiendo que todavía es peor en el caso de los misioneros.
Por ERIKA HATAMOTO