Allen Vizzuti despide el curso cultural de la Fundación Siglo Futuro

 

   No todos los días el mejor trompetista del mundo visita una ciudad que no llega a 100.000 habitantes. Ayer ese feliz acontecimiento se produjo en Guadalajara, en la noche en la que la Fundación Siglo Futuro procedería a clausurar su curso cultural 2010-2011. Lo haría con la música del inigualable intérprete y compositor Allen Vizzutti, aunque también con poesía, aquella merecedora del Premio Nacional para Jóvenes Escritores 2010, un galardón que en su última edición –patrocinado íntegramente por Caja de Guadalajara– recayó en la obra Antropología del asco, de la albaceteña María Moreno. Su muestrario de poesía social actualizado en fondo y forma, en el que se encuentra una forma original de intraperiodismo de gran interés y belleza, fue lo que sedujo al jurado, que lo eligió como el mejor de entre los 75 poemarios presentados a concurso procedentes de países tan diversos como Argentina, Venezuela, México, Francia o Suiza.

 

    Precisamente la entrega del premio a la susodicha, quien dijo sentirse muy emocionada y feliz por este reconocimiento, iniciaría la gala de final de curso de la Fundación, en la que fue patente la ausencia del presidente de la institución, Juan Garrido, convaleciente tras una pequeña intervención quirúgica. Su menester fue desempeñado con soltura por la vicepresidenta de la entidad, Adoración Perea, quien hizo balance de un año difícil pero ilusionante para la institución, que deja tras de sí la celebración de 40 actos dentro del ciclo Guadalajara emociona, otras tantas conferencias versadas en medicina y ciencia, presentaciones de libros o conciertos.

 

   Una amplia ristra de actos que esperan sentar las bases del cambio en las previsiones poco halagüeñas que dispone actualmente Siglo Futuro para el próximo curso. Tras las palabras de Perea, quien se acompañó en el acto por José Aguilar, director territorial de Caja Guadalajara-Caja Sol, y Pablo Méndez, director de Ediciones Vitrubio, el escenario de la torre de Guadalajara acogió a dos grandes de la música actual, Allen Vizzutti y su mujer, Laura Vizzutti. Ambos lograron unir los sonidos de la trompeta y el piano en una combinación melodiosa que fue agradecida y aplaudida por el público, que dejó para más tarde las celebraciones deportivas de la ciudad para sumergirse en otro momento único para Guadalajara.