Claudio, pinturas que recuperan la esencia perdida de los pueblos de antaño

01/10/2010 - 09:45 Hemeroteca

La exposición fue ayer inaugurada oficialmente.
Hasta el próximo 20 de diciembre, la sala de exposiciones de Caja de Guadalajara de la calle Amparo acogerá la muestra de pinturas del artista alcarreño Claudio, una colección de 42 pinturas que recuperarán la esencia típica de los pueblos y rincones de la Alcarria y la costa Mediterránea. Una oportunidad única de reencontrarse con el pasado, con las tradiciones y con los recuerdos a través de la mirada profunda de unos cuadros cuya laboriosidad se remonta cuatro años atrás.
Las rejas, las puertas de madera, las ventanas balaustradas o las chimeneas son algunos de los rasgos que han definido el paisaje de antaño de algunos pueblos de la provincia, la esencia de lo que un día fueron, la misma que se ha perdido o simplemente difuminado hoy en día por el paso del tiempo y la mella del modernismo. Rescatar el tipismo de esos rincones inolvidables es el ánimo que mueve a Claudio, pintor alcarreño originario de Horche, quien expone durante estos días en la sala de arte de Caja de Guadalajara una colección de pinturas cuyo anhelo es simplemente volver al origen de estos rincones, lentamente convertidos en pequeñas ciudades cuyo contraste con el paisaje de su entorno se agrava día a día. Es el caso de Jadraque, Atienza, Budia, Tendilla, Yunquera, Romancos, Pastrana, Sigüenza o Sacedón, entre otros, captados en el total esplendor del ayer. Junto a ellos, se disponen otros tantos paisajes del Mediterráneo, una costa también afectada por la agresividad de los tiempos actuales, ejemplarizada en la polémica Ley de Costas, a la que el artista se encarga de devolverle su naturaleza primigenia. Entre unos y otros hacen un total de 42 cuadros, que reflejan el laborioso trabajo de un artista que reniega de la modernidad. Las espátulas son sus fieles amigas, como también lo son los lienzos y las tablas, los soportes vitales de estas obras que han requerido de un esfuerzo de observación, estudio y dibujo a lo largo de cuatro años.

Para quien contemple estos cuadros, será sin duda un placer para los sentidos, aunque también será importante el componente emocional. A este respecto, el artista indica que con sus cuadros pretende transmitir un cierto “amor a la provincia, que la gente sienta su pueblo tal y como se lo contó su padre o su abuelo, que lo recuerden cuando eran niños, cuando paseaban de la mano de su abuelo por la plaza del pueblo, añorando el olor del pan tierno o las chimeneas de espliego y romero”. En definitiva, reminiscencias casi poéticas a los recuerdos de su niñez, su juventud y su familia.
Este sentimiento de recuperación del ayer es lo que le lleva a realizar cuadros por encargo, aquellos que hacen recordar a sus peticionarios sus pueblos, una calle o plaza particular o simplemente su casa; elementos todos ellos plasmados a partir de conversaciones o fotografías antiguas. Es el caso de Valdenoches, pedanía de Guadalajara, a la que ha retratado a partir de la demanda de varios vecinos con la presencia de la ahora extinta iglesia románica, reconstruida para la ocasión en su cuadro.
Ahora, tras más de 40 años dedicados a la pintura, afronta con ilusión un nuevo reto que le llevará a retratar a aquellos pueblos desaparecidos como El Atance, Jócar o Las Cabezadas a través de fotografías antiguas; pueblos que volverán a recuperar su vida gracias a los lienzos de Claudio. Para disfrutarlos, sin embargo, habrá que esperar aún algunos años.