Con esta juventud que es el futuro

01/10/2010 - 09:45 Hemeroteca

Cartas al director
JOSÉ M ANUEL BELMONTE / Presidente de la Asociación Derecho a vivir
No puede haber fiesta si la juventud no está por medio. O se es joven o se tiene el alma sin arrugas. Hay que pintar sonrisas cada día. Hay que soltar el lastre de la comodidad, hay que buscar retos y horizontes. La juventud puede estar desorientada, no encontrar referentes claros, pero no es tonta. Cuando se le marcan objetivos claros, se ilusiona. Cuando la juventud encuentra referentes, aunque tenga que hacer sacrificios, los sigue.
Aunque los referentes sean ya entrados en años, los jóvenes les miran a los ojos, si están diciendo la verdad, van con ellos al fin del mundo.
Hay un error fundamental en las organizaciones políticas y religiosas, y en la misma familia: no creer en los jóvenes; no exigirles; no marcarles metas; dudar de su capacidad y su respuesta; y pensar que todo está perdido.
Es verdad que, en muchos casos están desencantados y asqueados de la política y de la religión. Pero es más por culpa de los políticos y sus chanchullos y componendas y trinconeos que por los jóvenes. Y es más por culpa de los curas y de las monjas, que sin salir de su monótono discurso, falto de vida, de coraje, y de compromiso, pretenden que los jóvenes los sigan.
La juventud sigue, se compromete, vibra, incluso con los viejos comprometidos, como Teresa de Calcuta, como Vicente Ferrer, como Luther King, etc.
En la multitudinaria manifestación de Madrid el 17 O, la nota más importante, no fueron ni los convocantes, ni los políticos asistentes, ni los medios que la transmitieron. La nota fundamental, alegre, colorista, fue la de la juventud. El acierto de la organización fue dejar que los jóvenes se encargaran del orden. La seguridad de miles y miles de personas estuvo en manos de los chicos y chicas que con una sonrisa fueron capaces de poner a cada uno en su sitio. Hubo policía, ciertamente, pero en muy discreto segundo plano. ¡Fue otro acierto! Venidos desde todos los rincones del país, e incluso muchos extranjeros, encontraron en el servicio y la atención de los jóvenes cualquier ayuda que precisaron.
Ni los discursos fueron más importantes que las personas asistentes, ni los carteles son más que pinceladas del sentir de la gente. En algunos carteles de jóvenes entre el público, se podía leer: “Tengo 16 y digo NO al aborto”. “Soy madre muy joven, pero soy feliz”. Y en el cartel de un padre se leía: “Zapatero, deja nuestras hijas en paz, ocúpate de las tuyas”.
No nos engañemos respecto a la manifestación. Hubo una mayoría joven. Hubo muchas familias, incluso con hijos muy pequeños. Harían bien los políticos en legislar pensando en el futuro. Y el futuro es de los jóvenes. Sería un error pensar que a los jóvenes hay que darles todas las facilidades en todo, también en materia sexual. A los jóvenes hay que decirles la verdad. Hay que marcarles metas capaces de ilusionar, porque ellos son capaces de sacrificio, de altruismo y de mucho más amor y alegría de la que imaginamos.
Las jóvenes necesitan más apoyo y más orientación, que pastillas, y clínicas abortivas. ¡Hay que creer en la juventud! La política y el dinero no lo resuelven todo. Las ideas, y la verdad si enganchan a la juventud.