Cristo Resucitado devolvió la luz a la capital

01/10/2010 - 09:45 Hemeroteca

Por: VIRGINIA BODEGA
SEMANA SANTA- PROCESIÓN DEL DOMINGO
El cielo ha sido totalmente partícipe de la Semana Santa. Durante las jornadas de Jueves y Viernes Santo y aunque amenazaba lluvia, el tiempo finalmente respetó los actos religiosos de las cofradías guadalajareñas. El Sábado Santo, sin embargo y coincidiendo con una jornada de recogimiento y tristeza en el que no estaba programada ninguna procesión, la lluvia sí cayó con fuerza sobre la capital. El sol volvió a brillar ayer iluminando el camino del Cristo Resucitado, que recorrió las principales calles, desde la parroquia de Santiago Apóstol hasta la iglesia del Fuerte de San Francisco, acompañado por cientos de fieles, miembros de todas las cofradías y representantes políticos.
Tras un Sábado Santo gris y lluvioso, el cielo se abrió totalmente ayer para dar luz a la Procesión del Cristo Resucitado, que recorrió las principales calles de la ciudad ante una buena participación de público que volvió a salir de sus casas en una jornada festiva y alegre, dejando atrás los días de tristeza y recogimiento espiritual. Miembros de todas las cofradías de la capital, autoridades políticas y cientos de ciudadanos fueron partícipes del Domingo de Resurrección, jornada que puso fin ayer a los actos centrales de la Semana Santa en la ciudad –hoy todavía tendrá lugar la celebración del Lunes de Pascua–.
Desde las 10.30 horas, cofrades, representantes políticos y vecinos de la capital en general se daban cita a las puertas de la parroquia de Santiago Apóstol, desde donde estaba previsto que saliera la imagen de Cristo, ya resucitado. Tras reunir a varios voluntarios de distintas cofradías, las campanas de la céntrica iglesia comenzaron a resonar anunciando la inminente salida del Cristo Resucitado, cerca de las 11.00 horas. Con el brazo en alto, en señal de victoria a la muerte, y con una túnica blanca como única prenda de vestir, el Cristo Resucitado salió a la calle ante la atenta mirada de los guadalajareños y la música de la Banda Provincial, que entonó el himno nacional en ese momento. Fue entonces cuando comenzó la procesión hacia la iglesia del Fuerte de San Francisco.
Dos monaguillos, uno de ellos tocando una campanilla en señal de la resurrección de Cristo, abrían la comitiva. Tras ellos caminaban representaciones de las distintas cofradías de la capital, de todas, que quisieron arropar con su presencia al Cristo, ya resucitado. Las Juntas de Gobierno de la Junta de Cofradías de Guadalajara, la Cofradía del Cristo del Amor y de la Paz, la Hermandad y Cofradía de Nuestro Padre Jesús de la Salud y María Santísima de la Esperanza Macarena, la Cofradía del Cristo Yacente del Santo Sepulcro, la Cofradía de la Esclavitud de Nuestro Padre Jesús Nazareno, la Cofradía de la Pasión del Señor y la Hermandad de Nuestra Señora de la Soledad, por ese orden y dispuestos linealmente, portaban sus propios estandartes, precediendo a la imagen del Cristo Resucitado, tras el que caminaba el párroco de Santiago y los representantes políticos –encabezados por el alcalde de la ciudad, Antonio Román, y una buena parte de su equipo de Gobierno–, y, por último, la Banda Provincial de Música, guiada por los pasos de su directora, Nuria Matamala.
Resucitó, aleluya o Alegre la mañana fueron algunos de los cánticos religiosos, tradicionales del Domingo de Resurrección, que se entonaron a lo largo del Via Lucis que se desarrolló en el recorrido oficial de la procesión: la calle Miguel Fluiters, la calle Mayor hasta llegar a la plaza de Santo Domingo, la calle Capitán Boixareu Rivera hasta confluir en la plaza de Bejanque y llegar al acceso al Fuerte de San Francisco. Las iglesias de San Nicolás, primero, y la de San Ginés, unos minutos después, hicieron sonar sus campanas al paso del Cristo Resucitado, en señal de alegría. También algún cohete durante el recorrido mostraron el carácter de la jornada, totalmente festivo. Fueron muchos los ciudadanos que siguieron la procesión desde su inicio hasta el final, pero también fueron muchos los que se fueron añadiendo a ella a lo largo del recorrido o los que salieron a su paso, simplemente, para contemplar al Cristo Resucitado. Importantes congregaciones de personas se pudieron ver en la plaza del Jardinillo, en la plaza de Santo Domingo y al final de la Carrera, en la plaza de Bejanque.
Fue en ese punto concreto donde esperaba la Banda de Tambores de la Cofradía de Jesús de la Pasión al Cristo Resucitado. El ritmo marcado por sus miembros, músicos de todas las edades, fue el que animó a la procesión a subir a lo alto de la iglesia del Fuerte, donde tendría lugar la tradicional Misa de Resurrección. Antes de la entrada al templo, no obstante, los tambores pararon de sonar para que la Banda Provincial de Música hiciera sonar de nuevo el himno nacional, momento tras el cual el Cristo Resucitado fue introducido a la iglesia.
El encargado de oficiar la Eucaristía fue el vicario general, Eugenio Abad. La iglesia del Fuerte lucía llena de fieles que quisieron escuchar sus palabras un año más –en alguna ocasión ha sido el propio obispo, José Sánchez, el encargado de hacerlo, pero este año ha permanecido en Sigüenza–. Tras la misa, poniendo fin a la jornada de Resurrección, se repartieron bollos y limonada entre todos los asistentes.