Cuatro disidentes provocan otra crisis en el SPD alemán
01/10/2010 - 09:45
Andrea Ypsilanti, la combativa líder del SPD en Hesse, después de obtener un 36,7% de los votos en las últimas elecciones regionales, sólo una décima menos que su rival de la CDU, soñó durante ocho meses en convertirse en la jefa del gobierno con la ayuda de los Verdes y del partido La Izquierda.
Pero ayer, cuatro diputados disidentes de su grupo parlamentario convirtieron el sueño de Ypsilante en una pesadilla y causaron un nuevo seísmo en las filas socialdemócratas cuando anunciaron que no votarían por la líder del partido por razones de conciencia.
Los cuatro rebeldes adoptaron la medida para impedir que su compañera de partido ocupe la jefatura del Ejecutivo de Hesse con el apoyo de los votos de La Izquierda. Ypsilante estaba decidida a dirigir un gobierno de minoría tolerado por la formación que dirige Oskar Lafontaine. Actualmente Hesse sigue gobernado en funciones por el conservador Roland Koch desde las elecciones de enero.
La revuelta desbarata, por el momento, el castillo de naipes de la candiadta y da alas a la oposición democristiana, que ve en el golpe interno una nueva señal de división y caos en las filas socialdemócratas. No ha sido un día fácil para el SPD, admitió Frank Walter Steinmeier, el candidato del partido a la cancillería, mientras que el nuevo jefe de la formación, Franz Münteferig, reconoció que la insurección había sido recibida en Berlín con consternación e indignación.
Pero los cuatro diputados disidentes defendieron su decisión con un argumento categórico. La meta de La Izquierda es dañar la socialdemocracia, dijo Carmen Everts, al justificar su postura. Un gobierno SPD-Verdes, tolerado por La Izquierda, habría dañado al país y a nuestro partido, insistió Jürgen Walter, el diputado que tomó las riendas del golpe que impide que La Izquierda cogobierne en el estado de Hesse desde la sombra.
De hecho, el motín, además de provocar un descalabro interno, le ahorra al partido y a Steinmeier una larga y amarga campaña de desprestigio dirigida desde las filas cristianodemócratas, que ya había acusado a los antiguos líderes del SPD de haber engañado a los electores al prometer que en Hesse no buscarían una alianza con La Izquierda.
Durante toda la campaña electoral, Andrea Ypsilante, descartó la posibilidad de una alianza con el partido de Lafontaine, pero sólo un mes después de las elecciones cambió de parecer y señaló que buscaría formar un gobierno tolerado por La Izquierda.
Los cuatro rebeldes adoptaron la medida para impedir que su compañera de partido ocupe la jefatura del Ejecutivo de Hesse con el apoyo de los votos de La Izquierda. Ypsilante estaba decidida a dirigir un gobierno de minoría tolerado por la formación que dirige Oskar Lafontaine. Actualmente Hesse sigue gobernado en funciones por el conservador Roland Koch desde las elecciones de enero.
La revuelta desbarata, por el momento, el castillo de naipes de la candiadta y da alas a la oposición democristiana, que ve en el golpe interno una nueva señal de división y caos en las filas socialdemócratas. No ha sido un día fácil para el SPD, admitió Frank Walter Steinmeier, el candidato del partido a la cancillería, mientras que el nuevo jefe de la formación, Franz Münteferig, reconoció que la insurección había sido recibida en Berlín con consternación e indignación.
Pero los cuatro diputados disidentes defendieron su decisión con un argumento categórico. La meta de La Izquierda es dañar la socialdemocracia, dijo Carmen Everts, al justificar su postura. Un gobierno SPD-Verdes, tolerado por La Izquierda, habría dañado al país y a nuestro partido, insistió Jürgen Walter, el diputado que tomó las riendas del golpe que impide que La Izquierda cogobierne en el estado de Hesse desde la sombra.
De hecho, el motín, además de provocar un descalabro interno, le ahorra al partido y a Steinmeier una larga y amarga campaña de desprestigio dirigida desde las filas cristianodemócratas, que ya había acusado a los antiguos líderes del SPD de haber engañado a los electores al prometer que en Hesse no buscarían una alianza con La Izquierda.
Durante toda la campaña electoral, Andrea Ypsilante, descartó la posibilidad de una alianza con el partido de Lafontaine, pero sólo un mes después de las elecciones cambió de parecer y señaló que buscaría formar un gobierno tolerado por La Izquierda.