Date un homenaje de Raíz Culinaria y desconecta en un balneario de Castilla-La Mancha

04/10/2024 - 13:38 Redaccion

Te proponemos una escapada que une arte, historia, naturaleza, gastronomía y más tesoros ocultos en Castilla-La Mancha, la tierra de Don Quijote y los molinos de viento. Recorre sus pueblos medievales en las cinco provincias que la componen: Toledo, Ciudad Real, Cuenca, Albacete y Guadalajara, donde cada rincón es un viaje en el tiempo. Degusta su deliciosa gastronomía, desde el queso manchego, la miel de La Alcarria, hasta el famoso gazpacho, acompañado de los mejores vinos de la región. Y explora sus paisajes únicos, desde las llanuras doradas de La Mancha hasta las impresionantes montañas de la Sierra de Albacete. Con una rica herencia cultural y una hospitalidad inigualable, Castilla-La Mancha te espera con los brazos abiertos. 

Toledo: historia y leyenda en cada rincón de la ciudad

Toledo es uno de los tesoros históricos más importantes de España, que tiene el poder de cautivar a cualquiera desde el primer momento en que se le observa.  El casco antiguo de Toledo, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, es un laberinto de calles empedradas, plazas encantadoras y edificios históricos, que se encuentra delimitado por las murallas, alzándose en la ladera del río Tajo. Y una vez dentro, la magia aparece en sus angostas y estrechas calles. Uno de los puntos más emblemáticos es la impresionante Catedral de Santa María, una joya gótica que alberga obras maestras de artistas como El Greco. Otro símbolo ubicado en lo más alto de la ciudad es el Alcázar de Toledo, una fortaleza que ha servido como palacio real y sede de diversas instituciones a lo largo de los siglos. Desde su interior, se puede disfrutar de vistas panorámicas de la ciudad y el río Tajo. Y si pasan a su Museo del Ejército disfrutarán en primera persona de una impresionante colección de artefactos militares y armaduras históricas. La plaza Zocodover serviría para tomar un respiro sentados en una de las terrazas de sus bares. Otros lugares destacados son las ruinas de las Termas Romanas, la curiosa Cueva de Hércules, el barrio judío, el Monasterio de San Juan de los Reyes con su gran Claustro, la Mezquita del Cristo de la Luz y la Casa-Museo de El Greco. Pero Toledo es mucho más, no solo ofrece un rico patrimonio histórico y artístico, sino también una gran belleza natural como el Parque Nacional de Cabañeros, refugio para la vida silvestre. A lo largo del río Tajo se encuentra el Parque Natural de las Barrancas de Castrejón y Calaña, conocidas comúnmente como Barrancas de Burujón, un espectacular desfiladero de arcilla roja que ofrece vistas panorámicas de vértigo. Los amantes del senderismo pueden explorar la Sierra de San Vicente. Y si prefieren adentrarse en la antigua Roma, el Parque Arqueológico de Carranque es perfecto para contemplar restos de una villa romana con mosaicos bien conservados y una impresionante basílica. Toledo es el punto de partida para explorar encantadores pueblos cercanos como Consuegra con el Castillo de la Muela y sus molinos de viento y otros municipios como Tembleque, Oropesa, Escalona, El Toboso, Guadamur y Orgaz.

Escapadas gastro y wellness
Si quieren Toledo es una buena excusa para hacer una escapada en cualquier momento del año. La marca ‘Raíz Culinaria’, impulsada por la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha (raizculinaria.castillalamancha.es) es la clave para explorar la riqueza de los sabores toledanos, pues cada restaurante es una ventana a su tradición culinaria que permite saborear la esencia de esta ciudad medieval única. Sus platos más emblemáticos son el cordero asado, la perdiz estofada, las migas, las tradicionales carcamusas acompañadas de rebanadas (carne guisada con tomate y toque picante, servida en cazuela de barro), y el dulce por antonomasia: el mazapán. Si buscan un menú con estrella Michelín, en la provincia de Toledo encontrarán El Bohío, Iván Cerdeño, Ancestral y Raíces. Después de un día largo de viaje, nada como detenerse y relajarse. Y después de un largo día de ruta, te sugerimos hospedarte en uno de los hoteles con spa de Castilla-La Mancha, ya sea en la ciudad de Toledo o en sus alrededores: Fontecruz, Beatriz, Palacio Buenavista, Domus Aurea, La Salve; o en el Balneario Las Palmeras.

Albacete: una ciudad para tomarse un respiro

Albacete, esa capital moderna de Castilla-La Mancha donde el viandante puede perderse por sus calles bulliciosas y donde afloran las zonas verdes de esparcimiento y ocio, como el Parque de los Jardinillos o el Parque Abelardo Sánchez, el más extenso. Puede que sea la ciudad más accesible para el peatón, dada su ubicación en la llanura manchega y puede presumir de ser la más poblada de la región. Famosa es su Feria, de Interés Turístico Internacional, que se celebra en el mes de septiembre, en un recinto ferial con un pórtico que es icono de la ciudad, desde 1783. Allí, encontraremos el Molino de la Feria. Monumental es su plaza de toros y Palacio de Congresos. Su plaza Mayor y el exclusivo Museo de la Cuchillería son dos lugares de obligada visita en la ciudad. La tradición cuchillera es casi única en España y en Albacete conoceremos todo sobre ella. La Plaza del Altozano es otra localización típica albaceteña, de la que ya se hablaba allá por 1570, según los documentos que se conservan en el archivo. Si en otras urbes nos fijamos en el paso de civilizaciones que han dejado rastro en sus elementos arquitectónicos, en Albacete hay que mirar a la explosión industrial para buscar el origen de sus construcciones. De hecho, una de sus barriadas lleva ese nombre y el Pasaje Lodares es un ejemplo de ello, con claras influencias italianas. Se trata de una galería comercial y residencial, uno de los tres ejemplos de arquitectura modernista de principios del siglo XX. Albacete guarda tesoros artísticos únicos en España, como el Teatro Circo, declarado Bien de Interés Cultural, y que fue inaugurado en 1887 con capacidad para más de 1.000 personas. Mucho más antigua es su catedral, bajo la advocación de San Juan Bautista, cuya construcción se remonta al siglo XVI. En ella confluyen diversos estilos arquitectónicos: interior neo-medieval, portada neo-románica y su fachada es occidental neogótica, entre otros. Hasta la Oficina de Turismo es digna de visitar por el edificio que la acoge, de estilo gótico mudéjar, la Posada del Rosario. Sin olvidarnos de la Biblioteca Depósito del Sol, que a principios del siglo XX eran los depósitos que abastecían a la parte alta de la ciudad. Su entorno natural y los pueblos que la flanquean los dejamos para otra visita. 

Un ‘bocado’ modernista
La gastronomía es símbolo turístico de la ciudad, sus jóvenes chefs han sabido combinar a la perfección la cocina de siempre con las nuevas tendencias. Dicen que La Mancha es la ‘madre’ de la cocina castellana y quizá también de la española. Qué tomar cuando se visita Albacete tiene mucha ‘miga’ y elegir será difícil. Recomiendan el gazpacho manchego con carne de caza, unas migas ruleras, unas gachas de pastor, el pisto manchego, el atascaburras, un refrescante ‘mojete’ de verano, asados de cordero o ‘la olla’ del cerdo. Dónde comer estos manjares es fácil, en los establecimientos de los embajadores de Raíz Culinaria en la ciudad de Albacete raizculinaria.castillalamancha.es: el estrella Michelín Ababol, del chef Juan Monteagudo; la cocina de temporada de Vicente Navarro en Caldereros, el Asador Concepción, El Restaurante Cañitas, El Callejón, Nuestro Bar, Restaurante Don Gil y Restaurante Cuerda.

Cuenca: encanto patrimonial

Ciudad Patrimonio de la Humanidad, no hay mejor presentación para ser destino de un plan de fin de semana o un solo día gracias a las conexiones por tren rápido que la conecta con Madrid en tan sólo una hora, lo mismo desde Guadalajara o Toledo. La ciudad te recibe dibujada entre rocas, hoces y ríos. Adentrarse en ella es hacerlo en el Medievo, en ese casco histórico serpenteado de calles empinadas y estrechas que te llevan a una animada Plaza Mayor donde podrás tomar el aperitivo o degustar un magnífico menú elaborado con productos de la tierra. Además de templo gastronómico, Cuenca cuenta con un patrimonio cultural y arquitectónico sin igual con antiguas murallas, casas palaciegas, conventos e iglesias cuyo origen se remontan al siglo XVII. Mención aparte merece la catedral de Santa María y San Julián, datan del siglo XIII, que nació como mezquita y fue cristianizada con la conquista de Alfonso VII.  El edificio del Ayuntamiento, de estilo barroco, también preside la plaza majestuosa. Pero si por alguna cosa se identifica a Cuenca, es por sus Casas Colgadas, construidas entre el siglo XV y XVI. 
Tu visita se puede alargar todo lo que desees, a pocos minutos de la capital, aparece uno de los recursos naturales más importantes de la región, el Parque Natural de la Serranía de Cuenca, más de 73.000 hectáreas de maravillas. Parajes tan impresionantes como el Ventano del Diablo, la Ciudad Encantada, la Laguna de Uña, el Embalse de La Toba, el Nacimiento del Río Cuervo o el Parque del Hosquillo; y las poblaciones serranas de Villalba de la Sierra, Uña, Huélamo, Tragacete y Las Majadas aparecen en esta ruta.

Cuando el arte se traspasa a los fogones
Los establecimientos hosteleros son los mejores embajadores de cualquier destino y Cuenca tiene una gran carta de presentación. La cocina tradicional se fusiona con técnicas innovadoras en una ciudad patrimonio. Bajo Raiz Culinaria (raizculinaria.castillalamancha.es), un sello del Gobierno de Castilla-La Mancha, se abren las puertas de Las Casas Colgadas, del chef Jesús Segura; del El Figón del Huécar con Mercedes Torres al mando y Angel Gomes a los fogones; del Casa Marlo con su chef Mari Paz Martínez; de la Casa de la Sirena, ubicada en las propias Casas Colgadas; del Raff San Pedro en unas antiguas caballerizas; o del Olea Comedor, con el chef Eduardo Albiol. ¡Buen provecho! Y ya para remate, si buscan un rincón donde hospedarse qué mejor que en los Balnearios y Hoteles Spa de Castilla-La Mancha que hay en la provincia: el Real Balneario Solán de Cabras en Beteta o el Spa La Estacada en Tarancón.

En Ciudad Real se respira historia

En la comarca natural del Campo de Calatrava encontramos Ciudad Real, el quinto municipio más poblado de Castilla-La Mancha. Pasear por sus calles es, por tanto, una visita ineludible. La Puerta de Toledo es uno de los vestigios que se conservan de la antigua muralla, en cuyo interior aún quedan muestras de los tres ejes  en torno a los que se organizaba la ciudad. Así encontramos la Plaza Mayor, en la que se puede ver la casa del Arco, que fue el antiguo ayuntamiento y centro económico y civil.  En otro lado está la Catedral de Nuestra Señora del Prado, de finales del siglo XIII. Y por último el Alcázar, del que se puede ver únicamente la puerta del Torreón. En las calles de Ciudad Real, además de sus iglesias y ermitas, como la de San Pedro y Santiago o la ermita de los Remedios, encontramos otros edificios singulares más modernos como el ayuntamiento, construido en 1976 por el arquitecto Fernando de Higueras; o el Palacio de la Diputación, construido a finales del siglo XIX, obra del arquitecto Santiago Rebollar, que es el edificio civil más monumental de la ciudad. El antiguo Gran Casino o la Real Casa de la Misericordia son otros edificios a destacar.  En sus calles, plazas y jardines también se pueden ver un gran número de esculturas desde Miguel de Cervantes, Don Quijote o Dulcinea, a reyes, soldados, políticos, científicos y un sin fin de personajes históricos que configuran un gran museo al aire libre. La identidad de Ciudad Real se forja también con sus tradiciones y fiestas. La más importante es La Pandorga, declarada como Fiesta de Interés Turístico Regional, que se celebra cada 31 de julio y representa el agradecimiento de los agricultores a la Virgen del Prado por las buenas cosechas.

 

Prueba Raíz Culinaria y descansa en los hoteles spa y balnearios 
Si interesante es su historia no lo es menos la gastronomía. Las migas, el pisto manchego o las gachas elaboradas con harina de almortas, los roscos y rosquillas son algunos de los platos imprescindibles. Estos se elaboran con las mejores materias primas y siguiendo la tradición, pero también con toques actuales. La ciudad ofrece muchas opciones, pero destacan tres que llevan el sello de Raíz Culinaria –raizculinaria.castillalamancha.es–, que es sinónimo de cocina auténtica: Miami Gastro, de la mano de la chef y propietaria Laura Macias; Mesón Octavio con los hermanos García Castro; y el Asador San Huberto, con su chef Juan Alfonso Olivencia. Para los descansos te sugerimos acomodarte en el Bienestar Cumbria Spa en la propia capital.

La Alcarria, una comarca repleta de sorpresas

La ciudad de Guadalajara y la comarca de la Alcarria te invitan a un viaje que combina el patrimonio histórico y artístico con la belleza natural. En Guadalajara capital tienes la oportunidad de hacer varias paradas: el Palacio de la Cotilla o el Palacio de los Marqueses de Villamejor, del siglo XVII, en el que en su interior destaca su Salón Chino. Otra parada obligada está focalizada en el Palacio del Infantado, construido a finales del siglo XV por Juan Guas, a petición del II Duque del Infantado, que alberga en su interior el Museo de Guadalajara. Su fachada, sus jardines y su Patio de los Leones configuran un edificio único que no pasa desapercibido al visitante. También la Fundación de la Vega del Pozo o de San Diego de Alcalá. Junto a él se encuentra el Panteón, con una planta de cruz griega, un altar presidido por El Calvario, pintado por Alejandro Ferrán, y una cripta que representa el cortejo fúnebre de la duquesa, realizado por Ángel García Díez. Durante el paseo por la ciudad también puedes explorar varias iglesias como la de la Piedad, la de San Ginés, la de Santa María la Mayor (la concatedral), la de Santiago, la de San Nicolás y la del Convento de Nuestra Señora de los Remedios. Y dentro de la arquitectura civil destaca el Puente sobre el Henares, que es uno de los escasos ejemplos de la ingeniería andalusí del siglo X.


    Y si lo que prefieres es un ambiente más rural, los pueblos de la Alcarria son una buena opción. En Brihuega, en temporada estival, son visita obligada a los campos de lavanda, pero también su extenso patrimonio histórico y artístico. Torija sobresale por su castillo, que alberga el Museo del Viaje a la Alcarria, dedicado al escritor Camilo José Cela y su famoso libro de viajes; y el Centro de Interpretación Turística. Cifuentes y Trillo son igualmente lugares divinos para contemplar con calles empedradas. Y en Trillo te encantará la cascada del río Cifuentes y el Monasterio de Santa María de Óvila. No olvides pasar por el Palacio Ducal de Pastrana y por el yacimiento arqueológico de Recópolis, del año 578, en Zorita de los Canes.
    En la comarca te seleccionamos cuatro restaurantes de Raíz Culinaria para sentarte a comer: Pocholo, La Abuela Maravillas, Las Llaves y El Cenador de las Monjas. Y para pasar la noche te sugerimos el Balneario de Trillo.