Diego Ventura, primera puerta grande de las ferias 

01/10/2010 - 09:45 Hemeroteca

Por: Redacción
FERIAS Y FIESTAS- SEGUNDA DE ABONO

Diego Ventura se asomó una vez más a hombros al paseo de Fernández Iparraguirre sujetando con alfileres la nube desafiante que se cernía en el cielo negro de la anochecida. Salir de la plaza y empezar a llover fue todo uno, pero, afortunadamente, en las horas previas se despejó el cielo con nubes entreveradas y el festejo pudo celebrarse dejando en solfa la presagiada tormenta. El piso de la plaza, mullido, reflejaba el gran trabajo matinal realizado por los areneros para recomponer el desaguisado del aguacero del día anterior.


?La corrida de Soto de la Fuente-procedencia Domecq-colaboró muy poco con la causa del triunfo a través de un sexteto de toros agarrados al piso y con escaso celo para seguir las monturas de los jinetes. Tan sólo las ganas de la terna y el público amable, habitual en este tipo de festejos, maquillaron el marcador de la tarde sobre lo acontecido en el ruedo.


?A Diego Ventura le costó lo suyo meter al público en faena con un lote que asistió como pasmarote a los ataques que le venían por todos los flancos. El tranco pegajoso de su primero tardó en encontrar la tecla del éxito con ‘Orobroy’, y llegó cuando el jinete de la Puebla del Río dio todas las ventajas al toro y le dejó llegar hasta el pecho del corcel y el suyo propio. A partir de entonces, no dió un respiro. De la cara salió con la fuerza cinco que convierte la tormenta en huracán. Como si un vendaval le arrancase de cuajo el sombrero de ala ancha calado hasta la ceja y que lanzó a la arena en el prólogo de la faena. Ya sobre el tordo ‘Morante’ fue puro nervio y fibra. ‘Morante’, que le tiró un bocado al pitón contrario del toro hasta en tres encuentros como si fuese un terrón de azúcar. Y Ventura se arrimaba con raza, mucha más de la que sacó todo el encierro de Soto de la Fuente. Acortó distancias, descolgado en alardes y desplantes arrucistas: el teléfono en la testuz. Y tras la noria de banderillas cortas, encontró rápida la muerte del toro a través de un efectista rejonazo que dio paso a su primera oreja.


?Volvió a atacar Diego Ventura en el que hizo quinto con un comienzo de farpas poco reunidas. Apretaba el toro hacia tablas y la lluvia hizo abrirse los paraguas en los tendidos. Se impuso la faena en los medios con el oficio de los grandes caballistas. Hasta el ataque definitivo de ‘Nazarí’, precioso castaño de solemne morfología y amplia alzada, que templó al ralentí las embestidas en magistrales galopes de costado. Escaso celo que Ventura intentó resolver con el albino ‘Ginés’. No quedaba otra y Ventura anduvo eléctrico con la ambición entre los dientes. Vibró con su entrega la plaza antes del colofón del rejonazo letal. Ahora se admite la apelación de la segunda oreja; bastaba con una. Ancha la puerta grande para premiar a un Diego Ventura sin colaborador en una tarde en que faltó mayor emotividad.


 



SOLITARIAS OREJAS



Atrás se quedaron en el resultado Sergio Galán y Joao Moura con una rezagada oreja por jinete. Sin espada Galán en su segundo, se privó de acompañar a Ventura en la salida a hombros. El brío de su primer toro se agotó al sentir el rejón de castigo. Cortito de viaje y empleo, parado y distraído.

 

fICHA

 

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Seis toros de Soto de la Fuente, reglamentariamente despuntados. En conjunto muy parados y con falta de transmisión. Mejores los lidiados en cuarto y quinto lugar.

 

 

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Sergio Galán, rejón (oreja) y en el cuarto, dos pinchazos sin soltar, rejón y descabello (saludos). Diego Ventura, rejón bajo (oreja) y en el quinto, rejón (dos orejas). Joau Moura,

rejón que provoca derrame (oreja) y en el sexto rejón bajo y trasero (saludos).

 

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Plaza de toros de Las Cruces.

Algo más de media entrada. El festejo comenzó con quince minutos de retraso sobre la hora prevista. Hubo amenaza de tormenta a partir del cuarto toro y llovió ligeramente en el quinto ejemplar. Presidió el festejo José de Pedro.