Efecto dominó

13/03/2021 - 11:02 Emilio Fernández Galiano

Tengo mi opinión que la estrategia urdida desde Moncloa no se limitaba a Murcia, sino que pasaba también por las comunidades de Madrid, Castilla y León y Andalucía. 

Mala hora, mal momento, escogió Sánchez para su otro “asalto al poder” en determinadas comunidades autónomas. Mala hora, mal momento, escogió Inés Arrimadas para ser “Lazarilla” en juego tan arriesgado. Ni Sánchez es ciego ni Arrimadas, sospecho, tiene la habilidad del de Tormes. Pero cuando el electorado se encuentra tan cansado de la pandemia, tan harto de las limitaciones a su libertad, tan desesperado por las consecuencias económicas del dichoso virus, el generar un terremoto político poniendo en juego las alianzas de Ciudadanos y el PP en Murcia y presuntamente en Madrid, Castilla León y Andalucía, parece cuestión delicada ante la falta de serenidad de los administrados. 

Tengo mi opinión que la estrategia urdida desde Moncloa no se limitaba a Murcia, sino que pasaba por todas las comunidades aludidas. La inmediata reacción de Díaz Ayuso en Madrid paró en seco lo que parecía la tendencia a esperar las consecuencias del efecto dominó. Por un momento me remonté al 23 F del año 1981 –del que recientemente se han cumplido los cuarenta años-, donde los golpistas, a la espera de dicho efecto, guardaban sus esperanzas en generalizar por una acción simpática entre los altos mandos militares, la actuación de Milans del Bosch en Valencia.

 

Al fin y al cabo consistía en un golpe de timón en los gobiernos, en este caso autonómicos, legal y legítimamente constituidos, en definitiva, un salto de color rojo al mapa autonómico. Que no digo yo que las mociones de censura sean ilegales, nada más lejos, pero permítanme que dude de su legitimidad, primero, y desde luego de su oportunidad, después. Legitimidad porque pocos votos a Cs se hicieron pensando en una alianza con el PSOE, y eso que la habilidad de Page en Castilla La Mancha obró el milagro. E inoportunidad porque en momentos de tanta tribulación las mudanzas no son aconsejables, en sentencia adjudicada, dudosamente, a San Ignacio de Loyola. 

De forma más castiza, cuando a la sociedad bien poco le importa la cosa pública por sus necesidades más inmediatas, no está el horno para bollos, ni para experimentos de trastienda política. Aunque sea con el símil de un juego tan noble como el dominó.