El agresor de la mujer de El Pozo ingresa en Psiquiatría
01/10/2010 - 09:45
El hombre de 34 años que el martes agredió con un arma blanca a su pareja en la localidad de El Pozo de Guadalajara ingresó ayer en la Unidad Psiquiátrica de esta capital, según dijo ayer la subdelegada del Gobierno, Araceli Muñoz. La agresión tuvo lugar en la mañana del martes y, como consecuencia de la misma, la mujer, de 27 años, fue trasladada al Hospital Universitario de Guadalajara con cortes en el cuello y la cara, después de haber sido atendida en el centro de salud de la localidad. La víctima recibió el alta médica esa misma tarde.
Según los testimonios de los vecinos, la mujer salió de la casa pidiendo auxilio después de que su pareja la hiriese y matase al perro. Estos la auxiliaron y escondieron en el patio de una de las vecinas para evitar que el agresor la atacara nuevamente. A continuación, se dirigió a uno de los bares de la localidad donde pidió un café y mantuvo una actitud poco normal, según explicaron algunos testigos. Aunque parecía tranquilo, de repente tiró el vaso y otros objetos que se encontraban en la barra. Algunos de los presentes intentaron reducirle, pero, finalmente, fue necesaria la intervención de dos patrullas de la Guardia Civil de los puestos de Pastrana y Mondéjar.
Según la información facilitada por la Subdelegación del Gobierno, no constaban denuncias previas de la víctima por malos tratos ni antecedentes del agresor.
La pareja vivía en un bloque de viviendas de la calle Santa Brígida de El Pozo de Guadalajara desde hacía apenas un año. Los vecinos comentaban ayer que en este tiempo nunca les habían oído discutir y los recordaban como una pareja normal que todas las tardes paseaba al perro.
Según la información facilitada por la Subdelegación del Gobierno, no constaban denuncias previas de la víctima por malos tratos ni antecedentes del agresor.
La pareja vivía en un bloque de viviendas de la calle Santa Brígida de El Pozo de Guadalajara desde hacía apenas un año. Los vecinos comentaban ayer que en este tiempo nunca les habían oído discutir y los recordaban como una pareja normal que todas las tardes paseaba al perro.