El albergue de animales alcanza el record de acogida con 400 animales en sus dos sedes

03/08/2012 - 12:57 Redacción

Llega el verano, un periodo para compartir con la familia y disfrutar del tiempo libre. Sin embargo, hay demasiados ciudadanos incívicos que no incluyen en el concepto de familia a sus mascotas y prefieren desentenderse de ellas con la llegada de las vacaciones. Es el caso de los 400 perros y gatos que han sido recogidos por el Centro de Acogida de Animales Abandonados de Guadalajara capital, gestionado por la Asociación La Camada.
    María Tello, una de las responsables de la gestión del centro, explica que este año “es el que más animales abandonados tenemos. No hay espacio para acogerles y la situación es cada día peor”. A pesar de contar con recursos cada vez más limitados, al llegar al centro, los primeros perros nos reciben con la mirada llena de ilusión. Uno de ellos, Becker, fue ganador de un concurso de belleza de perros sin raza en las pasadas Ferias de Guadalajara. Cada uno tiene una historia dramática a sus espaldas.
    Tista y Golfo “eran compañeros de toda la vida”. Compartían chenil en la Camada hasta que a ella le dio un infarto y falleció. Desde entonces, y ha pasado más de un mes, Golfo no para de aullar y no pierde de vista la furgoneta de del albergue pensando que de ella saldrá su amiga. “Esta historia va para quienes creen que los perros no tienen sentimientos”, señala María Tello. Ahora tiene nueva compañera, Piraña, pero Golfo no olvida a su amiga.
    Migue, un perro marrón y blanco de mirada pizpireta, lleva ya seis años en el centro. Fue encontrado en estado lamentable y recuperado por los bomberos. Vive con su amigo Bosque y, sin embargo, ha pasado más de la mitad de sus diez años de vida encerrado, sin saber lo que es el calor de una familia.
    Pedro también espera una oportunidad. Su dueño falleció y su familia no quiso hacerse cargo de él. “Es algo que también pasa mucho. La gente se preocupa de la herencia, pero no de otras cosas, como los animales”, apunta.
    Los gatos tampoco han corrido una suerte mejor que los perros. Viven bajo un techo y tienen comida y cuidados veterinarios, pero les falta el calor de la familia que les abandonó (no son callejeros, son gatos caseros) y, también, un espacio vital más amplio, puesto que son demasiados para las dimensiones del espacio en el que viven. Algunos de ellos, como Toby, casi no conocen otra cosa (lleva unos 10 años en el albergue). Sin embargo, reclama mimos en cuanto alguien se asoma a su recinto.

Entre agujas y patitas
La Asociación Entre Agujas y Patitas ha puesto en marcha una iniciativa que permitirá a los gatos pasar un invierno más confortable. Se trata de una iniciativa que pretende recopilar mantas y abrigos para que puedan ser utilizados en el albergue o para venderlos en los rastrillos benéficos que organiza La Camada regularmente. Con el dinero recaudado, por ejemplo, consiguen esterilizar a gatos callejeros de la ciudad, ya que no cuentan con partida municipal para esta actividad.
    Por este motivo, las personas que deciden acudir al centro en busca de un animal, pasan un estricto control de selección: “Se les hace un contrato en toda regla y después en sus casas se hace un estricto control de seguimiento” con el objetivo de que estos animales no vuelvan a sufrir un nuevo abandono.
    Más información en http://lacamada.org/lacamada/.