"El ambiente empieza a hacerse pesado"

06/04/2022 - 10:18 Clara Martínez Jiménez

Esta semana nos han levantado las restricciones por la COVID-19, es como si de golpe el virus hubiera desaparecido. De hecho, el fin de semana tuve que volar a Sochi (sí, famosa ciudad por los Juegos Olímpicos de Invierno de 2014) y era la única persona en todo el aeropuerto que llevaba mascarilla, ni siquiera las azafatas o el personal que trabajaba en tiendas o restaurantes. Pero las mascarillas no fueron lo único que brilló por su ausencia en el aeropuerto. No había apenas aviones. DME (Domodédovo) es uno de los tres aeropuertos internacionales más importantes de Moscú (que tiene cinco aeropuertos) y puedo decir que en pista no había más de 10 aviones. Tiendas y restaurantes estaban todos cerrados y solamente había puestos como de la calle vendiendo recuerdos rusos.

¿Para qué?, he pensado. Si todo el mundo que está aquí vuela dentro de Rusia. Lo más chocante de todo es que un trayecto que normalmente son dos horas de avión ahora se ha cambiado a más de cuatro. El vuelo anteriormente sobrevolaba el Donbás y ahora pasa por encima de Chechenia.

Parece que el ambiente empieza a hacerse pesado. Las sanciones no dejan de llegar y no parece que se tenga intención de parar. Ni el conflicto, ni el castigo. 

Se ha disparado el número de solicitudes para obtener la tarjeta MIR, que es una tarjeta que se basa en un sistema de pago nacional en Rusia, sin embargo, y siguiendo a VISA y Mastercard, esta también ha dejado de funcionar en Apple y Google Pay. Esto crea un inconveniente para la mayoría de la gente, ya que desde hace años todos estábamos acostumbrados a no tener que llevar efectivo ni tarjetas con nosotros al salir de casa y hacerlo todo con nuestro teléfono. 

Hace unas semanas varias farmacéuticas europeas declararon también que se sumarían a las sanciones a Rusia, creando siempre una lista de medicamentos esenciales. Sin embargo, ya empieza a notarse la escasez de medicamentos, especialmente los dedicados a la salud mental que ya no se encuentran por ninguna parte. Hay personas que llevan semanas sin tomar Prozac, lo que está creando una crisis de salud mental, ya que muchas personas han tenido que dejar de golpe su tratamiento en tiempos de extremo estrés como el que estamos viviendo, que también han empeorado los síntomas de muchas personas. 

Muchos profesionales que trabajan para empresas multinacionales que han decidido dejar de trabajar en Rusia han sido trasladadas de la noche a la mañana a destinos variados: podemos ver los más apetecibles en Oriente Medio, como Dubái o Doha; y los menos apetecibles, como lo son antiguas repúblicas soviéticas como Azerbaiyán, Kazajistán o incluso Turkmenistán. 
 

Podemos preguntarnos ¿por qué parece que no se reacciona?, ¿tenemos que temer por nuestra seguridad o nuestra vida para reaccionar? Yo creo que no podemos dar una respuesta aún.