El asesino de Laffage dice que no quiso cometer ese crimen
01/10/2010 - 09:45
Por: EUROPA PRESS
El procesado por el asesinato de Nagore Laffage, José Diego Yllanes, declaró ayer ante el juez durante tres horas, tiempo que le sirvió para asegurar que a pesar de haberla matado su intención no era acabar con la vida de la chica.
En su relato, ha recordado como estuvo encima de ella apretándole el cuello, quedando muerta la joven.
En la declaración de Yllanes en la segunda jornada de la vista oral, el procesado se mostró en actitud sumidas y cabizbajo. En ningún momento se emocionó. Manifestó en todo momento que iba a decir la verdad. De esta manera, aseguró: Asumo que hay un resultado y que voy a pagar por ello. Así, Yllanes ha señalado que como persona tiene fallos, solicitando perdón al mismo tiempo que se avergonzaba de su persona. Igualmente, ha reconocido saber que una vida no se paga con dinero. Es más, ha explicado que lo ocurrido en la mañana del asesinato se salió de lo normal y de lo que cabía esperar.
Pese a su reiteración de que iba a contar la verdad, Yllanes ha incurrido en varias contradicciones en su intervención. Así, ha recordado que no conocía a Nagore, tampoco a sus amigos. Incluso, su amnesia le impedía recordar el paseo por la avenida de Pío XII. Sus lagunas mentales las ha asociado a una gran ingesta de alcohol. Eso sí, ha descartado tomar drogas ese día. Que yo sepa no, ha apostillado.
El procesado ha esgrimido un discurso en el que ha subrayado el sufrimiento que sufre tras este hecho. Mientras, su relato sobre lo acontecido en aquel día fatídico sólo traía al presente contados recuerdos, como ejemplo: Tengo recuero de haber empezado una relación muy fogosa. Así, ha señalado que rompió la ropa interior de la joven, que la joven le pidió que parara, añadiendo que el contacto era muy apasionado. Cuando sé que es un periodo de tiempo tan prolongado no soy capaz ni de recordar, ni de suponer qué ha podido pasar en este periodo de tiempo, ha añadido.
Sus olvidos continuaron presentes durante toda su argumentación. Incluso, fueron a más. Todo era confuso en su discurso. Sin embargo, ha manifestado que cualquier tipo de emoción tan fuerte, como tener un cuerpo sin vida al lado, es un estímulo importante para activarle a uno el razonamiento. Igualmente, ha recordado haberle cortado el dedo a la víctima o haber arrastrado el cadáver debajo de la cama.
En la declaración de Yllanes en la segunda jornada de la vista oral, el procesado se mostró en actitud sumidas y cabizbajo. En ningún momento se emocionó. Manifestó en todo momento que iba a decir la verdad. De esta manera, aseguró: Asumo que hay un resultado y que voy a pagar por ello. Así, Yllanes ha señalado que como persona tiene fallos, solicitando perdón al mismo tiempo que se avergonzaba de su persona. Igualmente, ha reconocido saber que una vida no se paga con dinero. Es más, ha explicado que lo ocurrido en la mañana del asesinato se salió de lo normal y de lo que cabía esperar.
Pese a su reiteración de que iba a contar la verdad, Yllanes ha incurrido en varias contradicciones en su intervención. Así, ha recordado que no conocía a Nagore, tampoco a sus amigos. Incluso, su amnesia le impedía recordar el paseo por la avenida de Pío XII. Sus lagunas mentales las ha asociado a una gran ingesta de alcohol. Eso sí, ha descartado tomar drogas ese día. Que yo sepa no, ha apostillado.
El procesado ha esgrimido un discurso en el que ha subrayado el sufrimiento que sufre tras este hecho. Mientras, su relato sobre lo acontecido en aquel día fatídico sólo traía al presente contados recuerdos, como ejemplo: Tengo recuero de haber empezado una relación muy fogosa. Así, ha señalado que rompió la ropa interior de la joven, que la joven le pidió que parara, añadiendo que el contacto era muy apasionado. Cuando sé que es un periodo de tiempo tan prolongado no soy capaz ni de recordar, ni de suponer qué ha podido pasar en este periodo de tiempo, ha añadido.
Sus olvidos continuaron presentes durante toda su argumentación. Incluso, fueron a más. Todo era confuso en su discurso. Sin embargo, ha manifestado que cualquier tipo de emoción tan fuerte, como tener un cuerpo sin vida al lado, es un estímulo importante para activarle a uno el razonamiento. Igualmente, ha recordado haberle cortado el dedo a la víctima o haber arrastrado el cadáver debajo de la cama.