El centro comercial Ferial Plaza descubre la moda femenina aburguesada del siglo XIX

21/09/2010 - 19:50 Mar Gato

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La elegancia siempre está de moda. Con este gancho el centro comercial Ferial Plaza vuelve a apostar por la cultura con una exposición que invita a los clientes de este espacio a viajar al pasado de la moda femenina, y más concretamente a la del siglo XIX.
    Bajo la denominación Moda Otoño Invierno 1900, en ésta se pueden contemplar prendas de ropa interior, trajes, complementos y objetos de tocador que sumergen al espectador en una época en la que seguir la moda era ante todo símbolo de prestigio y distinción social. Si en los primeros años de la década de 1890 se impuso la falda acampanada, la cintura de avispa y los cuellos altos, a partir del 97 se llevarían las faldas largas y ceñidas. La figura encorsetada será un indiscutible símbolo en esta época, perdiendo fuelle a medida que avanza el siglo XX, que empieza a apostar por una silueta más natural. Las primeras décadas del XX también dará como fruto un incremento en el número de las casas de alta costura, a la par que la moda se difunde entre las clases medias a través de los grandes almacenes, y las revistas de moda se acercan a las mujeres con menor poder adquisitivo.
El centro comercial Ferial Plaza invita a conocer cuánto ha cambiado la moda en el último siglo
Conocer y recordar las vestimentas que antaño causaron furor entre las féminas será tarea fácil a través de las vitrinas y maniquíes que configuran la muestra, instalada en la segunda planta del centro comercial.
    En ella no sólo se pueden admirar las vestimentas que un día estuvieron en la cúspide de la moda, también algunas de las costumbres adheridas a las mismas.
    En este sentido, la exposición sirve como instrumento para desvelarnos algunas normas en el atuendo femenino de aquella época, que exigía, por ejemplo, en lo que a ropa interior se refiere,  llevar superpuestas una camisa de día larga hasta las rodillas, un pantalón, un corsé, un cubrecorsé y una o más enaguas del mismo largo de la falda. Estos usos se vienen a corresponder a un concepto de mujer dependiente y socialmente inactiva. La evolución de la ropa interior irá pareja al proceso de emancipación femenina.
    Otro de los rincones en los que los paseantes podrán regocijarse es en el llamado rincón de la belleza. Esta vitrina, el símbolo vintage de hoy en día, aglutina una serie de elementos cosméticos.
    Éstos, como la moda, surgirían a lo largo del XIX y procederían de París. No obstante, todo lo que la ciudad de la luz creaba no era bien visto por la burguesía.
    Buena muestra de ello es que el uso del maquillaje se asociaba a las mujeres de vida alegre o mundanas. Lentamente, las mujeres de clase pudiente lo irían introduciendo en sus tocadores, al igual que los productos de higiene y cremas. Junto a estos productos destacan otros elementos que nos recuerdan a los objetos del baúl de la abuela, como peines de plata y pasadores.
    También resulta digno de mencionar el espacio dedicado a las mujeres de negro. Este color marcó la forma de vestir de las mujeres del pasado, tanto por la rigidez en los lutos, como en las costumbres, puesto que era tradición que cuando la mujer pasara de una cierta edad vistiera de ese color.
    Junto a la vestimenta, las mujeres utilizaban un sinfín de accesorios que compartían la misma tonalidad. Esta y otras curiosidades surgen de una exposición que podrá visitarse hasta el próximo 14 de noviembre.