“El consumo moderado de cerveza es bueno para la salud”

01/10/2010 - 09:45 Hemeroteca

Por: MAR GATO. MADRID
Aupiciada por la Unión de Consumidores de Guadalajara (UCE) y el Centro de Información Cerveza y Salud, el Hotel AC de Guadalajara acogió ayer una charla informativa enmarcada dentro de una campaña informativa para fomentar los hábitos de alimentación propios de la dieta mediterránea.

Acompañada por la presidenta de la UCE, Sacramento Menchén, la nutricionista e investigadora del Centro de Investigación Comunitaria (CREN) de la Universidad de Barcelona, además que miembro de la Sociedad Española de Nutrición Comunitaria (SENC), Mercè Vidal, impartió una conferencia abierta al público general que bajo el título, La cerveza en el marco de la dieta mediterránea, abordó los beneficios derivados del consumo moderado de cerveza, un producto que por su propia composición aporta nutrientes a la dieta habitual, así como otros compuestos beneficiosos para la salud.
Diversas investigaciones han demostrado que el consumo responsable de este alimento, estipulado en una o dos cañas al día, tiene beneficios para la salud cardiovascular, ósea y neuronal. Además sus componentes actúan como prevención de cánceres, mejora el sistema inmune y tiene efectos antiinflamatorios que ayudan a prevenir enfermedades relacionadas con el envejecimiento. Junto a estos beneficios saludables, la cerveza puede utilizarse para dietas en las que se quiere reducir peso gracias a su poder diúretico.
Asimismo Mercè se encargó de desmitificar a la cerveza como aquel producto causante de la curva de la felicidad A este respecto, la investigadora aportó que la cerveza tan sólo tiene 45 kilocalorías por cada 100 miligramos, lo que traducido a la vida real significa que una caña tiene 90 kilocalorías, lo mismo que una manzana. En cuanto a las cervezas sin alcohol, dirigidas esencialmente a mujeres embarazadas, personas mayores y todos aquellos que vayan a realizar alguna acción incompatible con el alcohol, tales como la conducción, aportan 17 kilocalorías por 100 miligramos. Estos datos, avalados científicamente, arrojan pues que las razones de la temida curva no son más que el producto de una alimentación desequilibrada, la falta de ejercicio y, en algunos casos, proviene de la genética.