El crédito al consumo cae por primera vez en 15 años
01/10/2010 - 09:45
El consumo es uno de los elementos que más ha acusado el frenazo económico, y así lo denotan las cifras de ventas del comercio minorista, donde solo las grandes cadenas escapan de la desaceleración.
Esta tendencia, como era de esperar, también se ha trasladado a los créditos que las entidades -tanto las financieras tradicionales como las especializadas- conceden para la compra de bienes duraderos (coches, ordenadores, televisiones, todo tipo de electrodomésticos, muebles, viajes, estudios...), que en el primer trimestre cayeron por vez primera en 15 años y, según los profesionales del sector, mantendrá esta senda negativa a corto y medio plazo. En concreto, el número de préstamos personales concedidos bajó un 30% entre enero y marzo, mientras que en los destinados a la adquisición de automóviles el descenso interanual fue de entre el 6% y el 10%, lejos de las subidas de dos dígitos en 2007. Por ello, desde esas empresas dedicadas a la financiación se aplaude cualquier medida que favorezca la inversión en vivienda y el consumo en general, como las incluidas en el plan de estímulo económico aprobado hace una semana por el Gobierno, si bien advierten que aún es muy pronto para valorar cuáles serán sus efectos.
No obstante, la importancia del sector es relativa dentro del total de préstamos concedidos a los hogares (103.375 millones de euros al cierre de 2007), pues el consumo supone sólo uno de cada veinte euros concedidos, mientras que siete de cada diez corresponden a las hipotecas de vivienda. Tras las 8,8 millones de operaciones nuevas anotadas el año pasado, el saldo vivo de los créditos al consumo se aproximaba a 39.420 millones de euros (la mayoría con vencimiento anual o inferior), de los que casi dos tercios (25.706 millones) se vinculaban a la actividad automovilística, verdadero motor de este negocio financiero. La suma media solicitada para pagar un coche fue de 14.240 euros, mientras que para otros bienes bajó a los 2.890 euros.
Desde la Asociación Nacional de Establecimientos Financieros de Créditos (ASNEF), principal patronal del sector y aglutinadora del 90% de su actividad, la fortaleza del mismo está aún fuera de duda, pese a la desaceleración observada en sus ritmos de crecimiento desde otoño pasado y que ha culminado con las primeras caídas registradas entre enero y marzo, algo desconocido para sus responsables desde la grave crisis económica de 1993.
Los territorios con mayor población son también los que más volumen de préstamos de ese tipo soportan. Así, Andalucía, con 7.642 millones de euros, fue la que más inversión nueva aportó en 2007, con un crecimiento medio nacional del 13,1% para un total de 36.758 millones concedidos, seguida de Madrid (6.061 millones), Cataluña (6.006 millones) y Comunidad Valenciana (4.400 millones). Sólo en créditos al consumo -que incluye tanto las tarjetas revolving (que mantienen abierta una línea de crédito mínima) como los préstamos personales y la financiación asociada a la compra de bienes duraderos- el crecimiento fue del 14,7%, mientras que en la automoción quedó en 10,7%, con un mayor incremento en las operaciones asociadas a la adquisición de vehículos de segunda mano (13,2%) que nuevos (8,2%).
Aunque desde la patronal sectorial se insistió en que no tienen problemas de solvencia, lo cierto es que la tasa de morosidad repuntó un 20% el año pasado al aumentar los incumplimientos de las cargas financieras por parte de los particulares, lo que hizo que en los últimos seis meses un total de 3 millones de personas y 4 millones de operaciones pendientes engrosaran el fichero de impagados. No obstante, las entidades argumentaron que dicha tasa (ahora situada en el 3,28% frente al 2,72% con que acabó 2006, es decir, un 22% más) está aún por debajo de la media europea. Por su parte, el fraude en la financiación al consumo se duplicó el último año (hasta el 1,02% sobre el riesgo vivo de los hogares), si bien el soportado realmente se quedó en el 0,22% (232,3 millones) ya que el resto (827 millones) se evitó.
No obstante, la importancia del sector es relativa dentro del total de préstamos concedidos a los hogares (103.375 millones de euros al cierre de 2007), pues el consumo supone sólo uno de cada veinte euros concedidos, mientras que siete de cada diez corresponden a las hipotecas de vivienda. Tras las 8,8 millones de operaciones nuevas anotadas el año pasado, el saldo vivo de los créditos al consumo se aproximaba a 39.420 millones de euros (la mayoría con vencimiento anual o inferior), de los que casi dos tercios (25.706 millones) se vinculaban a la actividad automovilística, verdadero motor de este negocio financiero. La suma media solicitada para pagar un coche fue de 14.240 euros, mientras que para otros bienes bajó a los 2.890 euros.
Desde la Asociación Nacional de Establecimientos Financieros de Créditos (ASNEF), principal patronal del sector y aglutinadora del 90% de su actividad, la fortaleza del mismo está aún fuera de duda, pese a la desaceleración observada en sus ritmos de crecimiento desde otoño pasado y que ha culminado con las primeras caídas registradas entre enero y marzo, algo desconocido para sus responsables desde la grave crisis económica de 1993.
Los territorios con mayor población son también los que más volumen de préstamos de ese tipo soportan. Así, Andalucía, con 7.642 millones de euros, fue la que más inversión nueva aportó en 2007, con un crecimiento medio nacional del 13,1% para un total de 36.758 millones concedidos, seguida de Madrid (6.061 millones), Cataluña (6.006 millones) y Comunidad Valenciana (4.400 millones). Sólo en créditos al consumo -que incluye tanto las tarjetas revolving (que mantienen abierta una línea de crédito mínima) como los préstamos personales y la financiación asociada a la compra de bienes duraderos- el crecimiento fue del 14,7%, mientras que en la automoción quedó en 10,7%, con un mayor incremento en las operaciones asociadas a la adquisición de vehículos de segunda mano (13,2%) que nuevos (8,2%).
Aunque desde la patronal sectorial se insistió en que no tienen problemas de solvencia, lo cierto es que la tasa de morosidad repuntó un 20% el año pasado al aumentar los incumplimientos de las cargas financieras por parte de los particulares, lo que hizo que en los últimos seis meses un total de 3 millones de personas y 4 millones de operaciones pendientes engrosaran el fichero de impagados. No obstante, las entidades argumentaron que dicha tasa (ahora situada en el 3,28% frente al 2,72% con que acabó 2006, es decir, un 22% más) está aún por debajo de la media europea. Por su parte, el fraude en la financiación al consumo se duplicó el último año (hasta el 1,02% sobre el riesgo vivo de los hogares), si bien el soportado realmente se quedó en el 0,22% (232,3 millones) ya que el resto (827 millones) se evitó.