El Cristo Resucitado cierra la Semana de Pasión de Guadalajara
31/03/2013 - 12:26
Un año más el sol quiso hacer acto de presencia coincidiendo con el Domingo de Resurrección y después de varias jornadas de lluvia que han obligado a suspender varias procesiones.
Con bastante puntualidad, la imagen del Cristo Resucitado partió desde San Nicolás arropada por cientos de devotos. Como manda la tradición, el Himno Nacional puso banda sonora a la salida de la imagen. La comitiva estuvo encabezada por la cruz y estandarte de la Junta de Cofradías, así como de un niño tocando la campanilla anunciando el paso de la procesión. También adornaron la procesión los estandartes de la Cofradía de la Virgen de la Esperanza, la Cofradía del Cristo Yacente del Santo Sepulcro, la de Nuestro Padre Jesús Nazareno, la Cofradía de la Pasión del Señor, la Cofradía de Nuestra Señora de los Dolores y la Hermandad de Nuestra Señora de la Soledad.
Doce costaleros portaban después la imagen del Cristo Resucitado. A los lados, varios fieles portaron cruces con la bandera blanca, símbolizando la jornada de ayer. Tras ellos, las autoridades eclesiásticas y políticas, con el alcade, Antonio Román, en el centro, rodeado de varios de sus concejales. La música cerró la comitiva, marcando su cadencioso paso.
La Policía Local se encargó de regular el tráfico al paso de la procesión para evitar problemas circulatorios.
El recorrido que completaron discurrió por la plaza de Santo Domingo, plaza Capitán Boixareu Rivera, plaza de Bejanque, Doctor Ramón y Cajal, hasta la Concatedral de Santa María, donde tuvo lugar la solemne eucaristía de Pascua de Resurrección, presidida por el obispo de la Diócesis de Sigüenza-Guadalajara.
La organización de esta procesión fue impecable, consiguiendo una ceremonia que, aunque respetuosa, tuvo un tono más alegre que las que conmemoraron, días antes, el sufrimiento y la muerte de Jesús.
Con ella se puso punto y final a la celebración de la Semana Santa en Guadalajara, una Fiesta de Interés Turístico Regional que, este año, no obstante, ha estado pasada por agua. La procesión del viernes por la mañana, en la que se encuentra la Cofradía del Cristo del Amor y de la Paz con Nuestra Señora de la Soledad, tuvo que ser supendida por la lluvia. Lo mismo sucedió con la Procesión del Silencio y Santo Entierro, que debió conmemorarse en el interior de los templos tras tomar la decisión conjunta de suspender la celebración (con la salida de la Cofradía de la Pasión del Señor, que se vio obligada a regresar a la iglesia de Santiago acortando su camino y con sus imágenes protegidas con plásticos).
La ilusión, no obstante, es algo que no han perdido los cofrades y hermanos de Guadalajara, conscientes de que, a pesar de que las procesiones hayan quedado deslucidas o no hayan podido celebrarse, lo importante, es decir, su manifestación de fe, permaneció intacta. En estos términos se expresaba el propio obispo de la Diócesis de Sigüenza-Guadalajara, Atilano Rodríguez, para animar a los cofrades y hermanos que no han podido celebrar sus procesiones este año tras muchos meses de trabajo.