El curso escolar comienza homenajeando a la docente y consejera, Elena de la Cruz, fallecida en abril

Resulta difícil escribir sobre la emoción que se siente en un encuentro homenaje a una persona como Elena de la Cruz, quien fuera consejera de Fomento de Castilla-La Mancha, concejal del Ayuntamiento, diputada provincial, directora de la Escuela de Arte de Guadalajara, docente, hija, esposa, madre, y un largo etcétera.

Este lunes la Escuela de Arte de Guadalajara comenzó su nuevo curso académico con otra denominación elegida por la propia comunidad educativa y refrendada por las autoridades políticas: Escuela de Arte Elena de la Cruz. Nadie pensó en otro nombre más adecuado para este centro porque no lo había. Ella fue el alma de la escuela durante años, implicándose de manera personal en muchos de sus proyectos y con muchos de sus estudiantes. No en vano, dos de ellas, Patricia e Isabel, leyeron una carta dirigida a De la Cruz en su faceta de docente. También intervinieron en el acto homenaje e inauguración del curso, la directora de la escuela, el alcalde de Guadalajara, Antonio Román; el consejero de Educación, Ángel Felpeto y el presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page. Tampoco quisieron faltar a la cita, cómo no, los padres y el marido de Elena, así como el consejero de Agricultura, Francisco Martínez Arroyo, la directora general del Instituto de la Mujer, Araceli Muñoz o los vicepresidentes, José Luis Martínez Guijarro y José García Molina.

Elena de la Cruz falleció el 4 de abril de este año como consecuencia de una leucemia y con solo 44 años de edad. Su fallecimiento impactó de forma sobresaliente a la sociedad tanto por lo inesperado, como por la pérdida de una valiosa persona a la que no se le conocían prácticamente enemigos. Dejaba “huella”, como indicó Page, y no sólo de su acción docente o política, sino también por su “don para las relaciones” y su “humanidad”, como también destacó de ella el presidente regional.

Sus alumnas la conocían bien. Por eso dijeron que “con Elena no solo aprendías”. “No era solo una profesora, sino que se convirtió en una amiga”. “¿Cuál es tu idea?”, les preguntaba a sus estudiantes hasta que, guiándoles, conseguían sacar lo mejor de sí mismos. En el Día Internacional del Agua de Castilla-La Mancha que se celebró hace un año y medio De la Cruz y un grupo de alumnos de la Escuela se dejaron la piel para crear una presentación que demostrara el talento y potencial de este centro educativo. “¿Cómo no iba a ser normal que dijéramos ‘de mayor quiero ser como ella’?”, sentenciaba una alumna. Por eso, en este día, las estudiantes aseguraron tener su idea muy clara: “Elena siempre estará presente en la escuela”.

Antonio Román, alcalde de Guadalajara, adversario político de De la Cruz, también dirigió unas palabras cariñosas hacia ella: “desde la discrepancia ideológica podíamos coincidir en el servicio a los demás”. En este punto realizó una reflexión sobre el papel de los políticos hoy en día y su denostada figura para, por el contrario, subrayar el esfuerzo de muchos de quienes, “como Elena, teniendo su vida resuelta prefieren dedicarse al servicio a los demás”.

En segundo lugar, Román destacó el papel de la educación en nuestra sociedad, exigiendo una decisión de Estado que consolide un modelo de calidad.

Tras él, el consejero de Educación, Ángel Felpeto, tomó la palabra para recordar la ilusión con la que se empiezan los cursos académicos “estrenando cartera nueva, cuadernos y libros que huelen todavía a tinta”. En su época, dijo, a lo máximo que podían aspirar era a estrenar una caja de lápices de colores Alpino. Desde entonces hasta ahora la educación ha ido evolucionando y se han ido incrementando recursos. No en vano, por ejemplo, las escuelas de idiomas tienen ya el nivel C1 en todos sus estudios.

Felpeto recordó que la propia De la Cruz hubiera deseado ilusión para el día de hoy, inicio de curso. No imaginaba el consejero que la visita que ambos realizaron al Monasterio de Bonaval en marzo de este año sería la última vez que se verían. “Por ella –sentenció– en septiembre abrirá esta escuela y todas las de Castilla-La Mancha”.

Page tomó la palabra en un “día para el optimismo” como dijo. Le invadía una “sensación contradictoria” al encontrarse en esta inauguración y no ver a De la Cruz sentada entre los políticos o los docentes. Sin embargo, también era una jornada de “esperanza de ir creciendo en el sistema educativo”. “En todos los sitios ha dejado un enorme poso de humanidad”, aseguraba el presidente, quien se dirigía especialmente a su familia, allí reunida. “Tenía el don de hacer amable y cariñosas las relaciones” e, incluso, a pesar de que los políticos no gozan de gran popularidad hoy en día “hemos recibido cartas de niños, de mucha gente, que siguió la información con una explosión de cariño espontánea”, indicó. Y es que la consejera ha dejado huella, algo que “es muy difícil de conseguir”. De hecho, Page relató varias anécdotas de De la Cruz que daban cuenta de la bondad de su persona.

Nuevo curso

Respecto al nuevo curso, Page defendió la necesidad de seguir invirtiendo en educación. “No nos podemos permitir la ignorancia. Eso sí que es un derroche”, aseveró. Lo ejemplificó con cifras, como el medio millón de jóvenes que abandonaron sus estudios en la época de mayor crecimiento del país para irse a trabajar y, con la crisis, a muchos de ellos les ha costado encontrarse sin opciones.

Sin ahondar en materia, Page recordó, como ya había hecho Felpeto hace unos días, que este mes de octubre podría avanzarse en un paso definitivo para la materialización del nuevo campus universitario en Guadalajara.

Por último, anunció dos nuevas modificaciones para el curso próximo 2018/2019. La primera de ellas es que las escuelas de arte pasarán a llamarse escuelas superiores de arte y diseño, algo de lo que Elena de la Cruz habría estado muy orgullosa. En segundo lugar, aún más resenable, en dicho curso comenzarán a suprimirse por completo o a la mitad las tasas de estas escuelas en la misma proporción que los criterios que se utilizan para los comedores escolares.