El debate
Los medios no pretenden controlar la gestión de los políticos por un mero afán de poder, el famoso cuarto poder, los medios, los buenos, pretenden aportar luz para que no nos demos de bruces con la ignorancia de lo que pasa.
La etimología de nuestro título viene, además del prefijo “de”, del concepto de batirse, combate, controversia, lucha o golpear (battuere). De ahí otras derivaciones como batalla, batería y hasta badajo. Hoy debatir, en mi opinión, es un verbo que implica, o debería implicar, sosiego, intercambio, compartir o disentir, pero siempre de forma educada.
El miércoles tuve la suerte de asistir al debate que todos los candidatos a la alcaldía de Guadalajara en las próximas elecciones mantuvieron con una educación reconfortante en el Hotel Guadalajara-Meliá (por cierto, Severino Castro, su director, excelente). Es cierto que el formato, tal vez inevitable, fuera demasiado encorsetado, metrado y encapsulado. Para mi restó naturalidad a los intervinientes aunque entiendo que no es fácil encontrar alternativas con las que la periodista y moderadora, Rosa San Millán, siempre magistral, dirigiera tal coro polifónico.
Sí me gustó el tono de todos los candidatos, a veces con más contundencia que otras, pero siempre avaladas por un respeto admirable. El día anterior, soporté con bastante estoicismo el debate que los candidatos a la alcaldía de Madrid mantuvieron en la televisión regional. Guadalajara 1 – Madrid 0, resultado indiscutible.
De forma casual, hace días escribí en una de las redes que echo de menos debates como los que se mantenían en La Clave, programa televisivo dirigido por José Luis Balbín, cuando éste que escribe tenía mas pelo y menos kilos y, desde luego, más ingenuidad, bendita ingenuidad. Cuando hoy asisto accidentalmente a algo “parecido” a esos debates en las grandes cadenas de televisión, que por higiene mental nunca veo, me llama la atención tanto griterío, tanto histrionismo, tanta mala educación.
La iniciativa del miércoles de Nueva Alcarria, GuadaTV Media con el apoyo de la Cadena SER, no sólo fue loable, además fue exclusiva y la única válida en el panorama político alcarreño. Pueden suponer y deducir, hacen bien, que conozco bien al medio. Me consta que el empeño de sus responsables se basa en el respeto y un equilibrio que a veces, por entenderse, no se valora lo suficiente.
El acontecimiento me recordó a lo que leí ayer en la columna del siempre brillante Pedro García Cuartango, ahora en ABC. “El artículo de fondo”, se llamaba, basándose en uno que con el mismo título escribió el gran Benito Pérez Galdós en 1871. Los medios no pretenden controlar la gestión de los políticos por un mero afán de poder, el famoso cuarto poder, los medios, los buenos, pretenden aportar luz para que no nos demos de bruces con la ignorancia de lo que pasa. Esa luz no hace distingos y se proyecta de igual forma a quien anda por ahí. Otra cosa es que otros la esquiven y prefieran la oscuridad, por algo será. El famoso “luz y taquígrafos” no merece arrinconarlo.
Con todo, no aspiro a influir en nada. Tras diseccionar las reflexiones de Galdós sobre el periodismo, terminaba Cuartango su artículo: “El columnismo es un desahogo y un refugio para el talento literario, pero carece de toda influencia. En parte por el descrédito del periodismo y en parte, por las circunstancias. Pero lo cierto es que somos muy poca cosa. El tiempo ha acabado por dar la razón a Galdós”. Suscribo fielmente.