El decano de los Procuradores indica que no siempre el desahuciado es el más débil
12/03/2012 - 10:40
En los últimos años la palabra desahucio se ha repetido más veces que nunca en los medios de comunicación y en el lenguaje común de los ciudadanos. Estos actos judiciales constituyen la culminación de un proceso que comenzó con el impago o el cumplimiento del contrato de un inquilino, ya sea en régimen de alquiler o propiedad.
Las imágenes que ha mostrado la televisión acerca de los desahucios resultan siempre desagradables pero, no obstante, en todos estos casos son procesos regulados por la ley actual a expensas de lo que pueda suceder en el futuro con la dación en pago a los que, en teoría, debe asistir una representación del juzgado y un cerrajero si fuese necesario. Entre ese equipo de profesionales se encuentran los procuradores, licenciados en Derecho que asumen la responsabilidad de tomar posesión en nombre del cliente, como explica el decano del Colegio de Abogados de Guadalajara, Andrés Taberné.
Es la parte más desagradable de la profesión, es mucho más bonito defender los intereses de alguien, conseguirlos, pero es necesario y no siempre el desahuciado es el débil, argumenta Taberné, quien recuerda la historia de una mujer mayor, viuda, que había trabajado toda su vida limpiando oficinas y fregando escaleras. Con todo el esfuerzo de su vida se había comprado un piso para que el día de su jubilación el alquiler de ese piso le diera un complemento para su pequeña pensión. Lo alquiló, dejaron de pagarle, le destrozaron la casa y estuvieron dos o tres años para poder echarles. ¿Quién es el débil ahí?, se pregunta el procurador.
Este tipo de diligencias pueden resultar peligrosas para quienes las ejecutan pero, a pesar de todo, cuando hay que hacer un desahucio a pesar de lo duro que puede ser ese trámite tenemos que hacerlo. Somos el mensajero al que a veces pretenden cortar la cabeza. Recuerdo que hace algunos años me sacaron una escopeta y a tres metros dispararon y me dijeron que era yo el que tenía la culpa. Afortunadamente había a mi lado un cabo de la Guardia Civil que pegó un golpe a la escopeta y el tiro salió al aire, recuerda el decano de los procuradores, quien matiza, no obstante, que es una anécdota, no es el diario.
Para evitar situaciones de este tipo hoy en día cuando vamos a hacer una diligencia de estas características, que vamos con la comisión judicial, se suele avisar también a la Guardia Civil y a un cerrajero. Así, la mayoría de las veces suelen dejar la casa sin problemas. Aún así, Taberné cuenta que hay veces que la gente ha echado varias llaves a la puerta de seguridad para entorpecer la labor, pero la mayoría de las veces se marchan y, en ocasiones, dejando las casas vacías o una nave, un negocio, una industria . En ocasiones la rabia les lleva a dejar las casas destrozadas.
Las imágenes que ha mostrado la televisión acerca de los desahucios resultan siempre desagradables pero, no obstante, en todos estos casos son procesos regulados por la ley actual a expensas de lo que pueda suceder en el futuro con la dación en pago a los que, en teoría, debe asistir una representación del juzgado y un cerrajero si fuese necesario. Entre ese equipo de profesionales se encuentran los procuradores, licenciados en Derecho que asumen la responsabilidad de tomar posesión en nombre del cliente, como explica el decano del Colegio de Abogados de Guadalajara, Andrés Taberné.
Es la parte más desagradable de la profesión, es mucho más bonito defender los intereses de alguien, conseguirlos, pero es necesario y no siempre el desahuciado es el débil, argumenta Taberné, quien recuerda la historia de una mujer mayor, viuda, que había trabajado toda su vida limpiando oficinas y fregando escaleras. Con todo el esfuerzo de su vida se había comprado un piso para que el día de su jubilación el alquiler de ese piso le diera un complemento para su pequeña pensión. Lo alquiló, dejaron de pagarle, le destrozaron la casa y estuvieron dos o tres años para poder echarles. ¿Quién es el débil ahí?, se pregunta el procurador.
Este tipo de diligencias pueden resultar peligrosas para quienes las ejecutan pero, a pesar de todo, cuando hay que hacer un desahucio a pesar de lo duro que puede ser ese trámite tenemos que hacerlo. Somos el mensajero al que a veces pretenden cortar la cabeza. Recuerdo que hace algunos años me sacaron una escopeta y a tres metros dispararon y me dijeron que era yo el que tenía la culpa. Afortunadamente había a mi lado un cabo de la Guardia Civil que pegó un golpe a la escopeta y el tiro salió al aire, recuerda el decano de los procuradores, quien matiza, no obstante, que es una anécdota, no es el diario.
Para evitar situaciones de este tipo hoy en día cuando vamos a hacer una diligencia de estas características, que vamos con la comisión judicial, se suele avisar también a la Guardia Civil y a un cerrajero. Así, la mayoría de las veces suelen dejar la casa sin problemas. Aún así, Taberné cuenta que hay veces que la gente ha echado varias llaves a la puerta de seguridad para entorpecer la labor, pero la mayoría de las veces se marchan y, en ocasiones, dejando las casas vacías o una nave, un negocio, una industria . En ocasiones la rabia les lleva a dejar las casas destrozadas.