El encierro infantil congregó el sábado a centenares de niños

01/10/2010 - 09:45 Hemeroteca

Por: Redacción
FERIAS Y FIESTAS
Emoción, adrenalina, riesgo. No existen razones lógicas para ponerse a correr delante de un toro en un encierro. Si acaso, emocionales. El peligro azota a los corredores y estimula a todos aquellos que se atreven a jugarse el tipo en las distancias cortas. Es un mundo de sensaciones adictivo, que consigue enganchar a más de uno al subidón que proporciona la victoria sobre el riesgo. También es un mundo reservado exclusivamente a los adultos. Los más pequeños tienen vedado el mundo de los encierros reales, pero desde el Ayuntamiento se les ofrece una alternativa para que, a su manera, también puedan satisfacer esa pequeña exigencia de adrenalina.
Seis ejemplares, centenares de niños corriendo calle abajo y calle arriba, un simulacro que puede preparar a más de uno de estos jóvenes para la realidad dentro de unos años.

En torno a las diez de la mañana comenzaba en el encierro infantil. El recorrido que se ha diseñado para el acto es tremendamente similar al que realizan los adultos. De hecho, aprovecha el tramo que va desde la Iglesia de San Ginés hasta la propia plaza de toros. A lo largo de esos metros, los jóvenes pueden recrear las carreras que llevan a cabo los adultos cada mañana. Es más, incluso llegan al interior de la plaza de toros, donde se procede a encerrar a los animales.

Un elemento fundamental el propio acto es la imaginación. Como es normal, ningún animal persigue a estos inexpertos corredores. En este caso son seis carretones los que hacen el recorrido, aunque también es cierto que no se escatiman situaciones ‘reales’. Como pudo verse ayer, no se producen plácidas carreras en las que el grupo de perseguidores permanezca junto y compacto. Durante la última carrera que se produjo en la mañana de ayer, más de un muchacho quedó atrapado entre los animales que habían salido en primer lugar y los que iban más rezagados. Lo que podría haberse convertido en una situación dramática en un encierro real, ayer estuvo trufado de sonrisas cuando uno de los niños se vio atrapado entre dos de los carretones. Lección aprendida, uno tiene que estar a lo que está y no darle demasiada importancia a eso de ir fustigando a los animales con los periódicos. Porque ese es otro de los detalles que se recrea durante estos encierros infantiles. Un buen corredor no afronta la carrera sin un periódico enrollado en la mano.

Por un día, por una mañana, los papeles se invierten en los encierros. No son los niños quienes observan como sus mayores se la juegan. Son los padres quienes vitorean a sus retoños para que aprienten la carrera cuando los carretones se les echan encima y quienes sienten un cosquilleo extraño cuando los niños se acercan demasiado a las reses. “Sí, ahora es un juego -parecen pensar-, pero como dentro de unos años se le ocurra hacer eso con uno de verdad...”
Durante las presentes Ferias y Fiestas de Guadalajara estaba programada la realización de dos encierros infantiles. Uno de ellos, el de ayer, ya es cosa del pasado, pero hoy los más madrugadores volverán a tener la oportunidad de participar en uno de ellos. En torno a las 10.00 horas los carretones volverán a saltar a la calle para que los más jóvenes tengan la posibilidad de participar en uno de estos divertidos simulacros, que además tienen la virtud de servir para que hagan deporte y ejerciten un poco sus piernas, algo muy de agradecer en estos tiempos tan sedentarios que toca vivir. A quien le preocupe la seguridad o los posibles accidentes puede estar tranquilo. Es posible que estos toros no sean de verdad, pero la asistencia sanitaria está presente por si fuese necesaria su intervención en algún momento.