El espíritu de los pactos de la Moncloa

10/12/2022 - 14:43 Redacción

 Es necesario defender sus postulados y en especial volver al espíritu de unidad y entendimiento con que nació fruto de aquellos pactos de la Moncloa que fueron su antesala hace hoy 45 años.

La Constitución Española ha celebrado este martes su 44 cumpleaños a los que llega con apenas un par de retoques en su articulado original- los realizados para el ingreso en la Unión Europa y fijar un techo de gasto a las administraciones- demostrando, sobre todo, ser útil a la sociedad española. Bajo su marco normativo se han incrementado y consolidado los derechos y libertades públicas e individuales, demostrado el acierto de la organización del territorio en autonomías, creado una firme red de servicios públicos para el ciudadano y todos los índices económicos, desde el inicio de su vigencia hasta hoy, reflejan crecimiento y progreso. La Carta Magna ha hecho posible la alternancia política de gobiernos, la derrota de un golpe de Estado y del terrorismo, la sucesión en la Corona, el fortalecimiento de la incipiente experiencia democrática con la que comenzó su andadura, la adopción del estado de alarma o de la aplicación del 155 cuando se ha precisado o la aprobación de leyes para lograr grandes avances sociales, entre otros hitos. Su longevidad demuestra que se hizo bien e invita a una necesaria reflexión en un momento en el que los enfrentamientos políticos crispan la vida pública. No es admisible que durante cuatro años no haya acuerdo para renovar el Consejo General del Poder Judicial, que un día tuviesen que repetirse unas elecciones o la realización de planteamientos que están fuera de las garantías que ella establece, en especial en cuanto a la integridad del territorio. Es necesario defender sus postulados y en especial volver al espíritu de unidad y entendimiento con que nació fruto de aquellos pactos de la Moncloa que fueron su antesala hace hoy 45 años. Nos resistimos a creer que la clase política se haya degradado tanto, que se haya perdido el sentido del Estado, que un exceso de confianza en la fortaleza de nuestro sistema pueda socavarla y por ello apelamos a la responsabilidad y el diálogo.