El Figón del Huécar, un placer para los cinco sentidos
Este restaurante posee unas vistas privilegiadas de la hoz del Huécar y una cocina tradicional que no deja insatisfecho a ningún paladar
El Figón del Huécar se inauguró el 20 de febrero de 2004 dentro del casco antiguo de la ciudad de Cuenca, el corazón de una ciudad declarada Patrimonio de la Humanidad. Este establecimiento fue la residencia familiar del cantante José Luis Perales por más de 20 años y cuenta con unas privilegiadas vistas sobre la hoz del Huécar. De hecho, en verano se puede disfrutar de románticas cenas en la terraza del Figón del Huécar, que está iluminada todas las noches y se asoma a esta imponente hoz para que cada bocado sea un momento único. El restaurante tiene una extensión de 800 m2 repartidos en diferentes alturas, una bodega horadada en roca y tres salones asomados a la hoz con una capacidad total de 150 personas. Además, está muy cerca del parking de San Pedro, junto a la Posada San José y a pocos metros de la Catedral. En definitiva, un lugar ideal para eventos de empresas, bodas, bautizos, comuniones, alquiler de salones o convenciones con un entorno y ambiente incomparables que transforman la velada en algo inolvidable.
La calidad de este restaurante se ve reconocida por su Premio de Gastronomía CLM, su recomendación Repsol y su presencia entre los restaurantes de 'Raíz Culinaria', el sello gastronómico promovido por la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha.
La cocina del Figón
El equipo de cocina del Figón del Huécar es joven y está formado en las mejores cocinas de la región. Además, cuidan de los mínimos detalles en la oferta gastronómica, asesoran al cliente en lo que sea necesario y están especializados en hacer banquetes a su gusto y medida.
El comensal puede disfrutar del menú del día, formado por un primer y segundo plato, un postre, pan y bebida; y de un menú degustación que cuenta con tres entrantes, un plato principal a elegir, pan, bebida y postre.
En su carta, el Figón del Huécar posee unas excelentes ensaladas y unos entrantes de escándalo: ensalada templada de queso de cabra, berenjenas rellenas de cangrejo de río, jamón y lomo ibéricos, ensalada de perdiz de monte... Además, este restaurante tan tradicional no olvida la base de la cocina manchega por lo que posee platos típicos como ajoarriero suave de bacalao, migas ruleras de pastor con uvas, morteruelo conquense con piñones o huevos de corral con trufa, entre otros. Finalmente llegan los pescados y las carnes con recetas que poseen grandes productos. Entre ellas, dorada con salsa de gambas, bacalao a la miel con mostaza antigua, solomillo de ciervo o ternera con salsa de queso, caldereta de cordero lechal con setas y patata o tartar de salmón. Para acabar con un gran postre, el Figón del Huécar tiene en su carta flan de queso con membrillo y helado de vainilla, miguelitos al chocolate, sorbetes de diferentes sabores, brownie de chocolate o tiramisú con lágrima de café. Todo un espectáculo que, unido a las vistas que ofrece la hoz del Huécar, es capaz de deleitar los cinco sentidos.