“El futuro de Guadalajara está al otro lado de la A-2”

14/11/2010 - 17:53 Emma Jaraba

La conversación con Javier Solano (Valladolid, 1948), permite no sólo hablar de arquitectura y urbanismo, sino también de la historia de esta ciudad que el ha recogido en sus libros y artículos sino de cultura y de cine, que el mismo define como unos de los leitmotiv de su vida. Aunque ingresó por oposición en el Cuerpo de Arquitectos al servicio de la Hacienda Pública, en 1986 se sumerge de lleno en la empresa privada. También fue senador  por el PSOE entre 1982 y 1986 y en tres ocasiones fue presidente de la Demarcación en Guadalajara del Colegio de Arquitectos de Castilla-La Mancha y miembro de la institución cultural Marqués de Santilla. Él mismo reconoce que aunque no ha nacido aquí se siente de esta tierra, se siente cómodo y ha sido protagonista de los cambios que ha vivido esta ciudad desde que llegó aquí por motivos laborales y sin antes haber pisado Guadalajara. A pesar de estar inmerso en su trabajo todavía le queda tiempo por las noches para preparar un libro sobre el arquitecto Juan Guas, que construyó el edificio más emblemático de la capital, el Palacio del Infantado.
    La última década en Guadalajara ha supuesto muchos cambios urbanísticos y en la arquitectura de la ciudad, pero la situación económica actual ha parado estos cambios. ¿Qué va a suponer?
    Este parón no es sólo un parón en Guadalajara, sino nacional y yo diría que global. Ahora bien, la realidad es que en estos momentos Guadalajara tiene un superávit extraordinario de viviendas que hace que en otras localidades cerca de aquí se estén vendiendo viviendas y aquí sea mucho más dificultoso vender la mitad o la cuarta parte de las viviendas que se están vendiendo en otro sitio. Pero en estos momentos coincide la crisis con la organización y el desarrollo del Plan General de Ordenación Municipal (POM) que está preparando José Mª Izquiaga y que puede ser un momento extraordinario para definir como puede funcionar esta ciudad, no en los próximos años sino que tendríamos que poner un escenario de 20 años. A mí me da la impresión, desde fuera, que como el parón es tan grande en la ciudad no se está instando a desarrollarlo con mucha prisa. Más bien todo lo contrario, se está parando, se está ralentizando esa actividad. Creo que es un error porque posteriormente ya sabemos que el mundo del urbanismo y el mundo inmobiliario no coinciden en absoluto, no tienen nada que ver, tendrían que ser parejos, pero en España no lo son por la propia legislación urbanística que es una legislación muy garantista. Si no tenemos la envoltura y el mecanismo organizado y preparado nos podemos encontrar otra vez  con una situación como la que tuvimos en su momento ,que se desarrollaron los SP en cuatro años y después ya el propio desarrollo del que se decía gran ensanche de Guadalajara de Aguas Vivas, pero al lado de los SP desde el 1 hasta el remate de Las Cañas supuso multiplicar Guadalajara por tres.
    Entonces, ¿este es un momento crucial para diseñar el futuro de la ciudad?
    Es un momento crucial para revisar el urbanismo y hacerlo con un mayor sentido de cuál puede ser el futuro y la vocación de esta ciudad. Nosotros deberíamos crecer moderadamente, pero sin hacerle ascos a la escala. Es decir que la economía de escala puede ser un factor añadido para el crecimiento de Guadalajara. La ciudad siempre ha estado oscilando entre los 50.000-60.000 habitantes, en los últimos crecimientos hemos llegado casi a los 90.000. Siempre se ha suscitado el debate de si Guadalajara debía crecer más o crecer menos y yo creo que ponerle trabas al crecimiento puede ser un error, porque con el crecimiento vienen muchas cosas, parte de ellas malas, pero muchísimas buenas. Esta ciudad ha avanzado de una manera extraordinaria, comparémosla con otras ciudades que tenían la misma población que Guadalajara y que no han tenido este crecimiento. No tiene nada que ver, no tienen los servicios que esta ciudad ha ganado.
    El pasado verano se presentó el libro ‘2000-2010, Arquitecturas diversas’, del que es coautor que recoge una década del trabajo de su equipo en este tiempo  ¿Qué destacaría de este periodo?
    De estos diez años, lo último que se ha hecho es quizás de lo más satisfecho que puedes estar. Sin embargo, hay un aspecto que yo resaltaría que es el salto de la A-2. Ya hemos saltado la carretera. Yo creo que el futuro de Guadalajara está al otro lado de la A-2. Por ello, cuando hablamos del POM, al otro lado de la A-2 lo que tendremos que hacer es coser el tejido y rehabilitar lo que tenemos de ciudad y después crecer de una manera ordenada al otro lado de la A-2. En algún momento he dicho que la A-2 era como el río de Guadalajara con las dos orillas, la orilla del crecimiento y la histórica. En ese sentido me parece importante que el crecimiento esté al otro lado de la A-2 y que sea un crecimiento ordenado y de alguna manera que sirva para atraer gente y atraer inversión a esta ciudad.
    El nuevo Campus y el parque Científico y Tecnológico y la Ciudad del Transporte, son los grandes proyectos de futuro de la ciudad. ¿Qué van a aportar?
    Son los grandes ejes de desarrollo de Guadalajara. El campus es autónomo pero englobado en el polígono del Ruiseñor, que va a ser el futuro eje tecnológico de Guadalajara y que debería también tener una cierta vinculación con la Ciudad del Transporte. La Ciudad del  Transporte, yo considero que es la gran apuesta de Guadalajara para el futuro porque se ha visto de una manera clara y meridiana que no somos capaces en Europa de producir con los costes que lo están haciendo otras economías y en estos momentos lo que parece más obvio es producir en un sitio y trasladarlo a otros. Entonces, si hay infraestructuras que generen la posibilidad de que lo que se produce barato en un sitio llegue rápido a otro, la economía crecerá por donde circulen las mercancías. Y si nosotros tenemos un sitio de recepción de mercancías, nosotros creceremos y si no lo tenemos no funcionará.
    En los últimos años los distintos ayuntamientos han trabajado para recuperar el casco histórico, pero queda por hacer. Cómo arquitecto y conocer de la historia de la ciudad ¿cuáles son las líneas a seguir en este proyecto?
    Es una realidad incuestionable, lo que es la actividad económica ha desaparecido del centro histórico, por tanto en estos momentos el objetivo es reanimarlo. Hasta ahora se ha hecho un plan especial del casco que no ha llegado a aprobarse y que ha sido un fracaso en todos los sentidos. Yo creo que eso habría que retomarlo con dos ejes: un eje de arquitectura y urbanismo de manera que se regenere el espíritu con el que fue construido y se rehabilite dignamente y por otro eje empresarial. Es decir si ahí no hay empresarios que quieran arriesgar su dinero y si no hay ese empuje empresarial el casco histórico no saldrá adelante. El gran error del Ayuntamiento fue pensar que porque se hiciera un plan especial urbanístico que regenerara el casco histórico la gente iba a ir allí. Hay que incentivar a los empresarios para que inviertan en el casco histórico. Se está vaciando de vida.
    Usted ha afirmado que en el siglo XX en Guadalajara hay dos operaciones urbanísticas de trascendencia que son la creación de los polígonos industriales y la puesta en marcha del polígono residencial de Aguas Vivas. Pasado el tiempo ¿Qué análisis hace de estos dos hechos?
    En términos generales fueron dos operaciones muy positivas. Para Guadalajara, la creación del polígono de El Balconcillo descongestionó el casco antiguo y creó un área de desarrollo. Es evidente que el urbanismo del Balconcillo no es el mejor de los urbanismos y que en algunos aspectos deja bastante que desear, pero en cualquier caso fue el verdadero ensanche de Guadalajara, un ensanche que vino de fuera, la inversión fue pública. Aquí tuvo que venir la iniciativa pública para generar una ciudad algo más moderna. Una vez que se desarrolló y se vieron problemas habitacionales en Guadalajara el mismo proceso fue el de Aguas Vivas. En este último caso el Ayuntamiento consideró que era absolutamente necesario buscar un nuevo espacio, y sin embargo si no llegar a ser porque alguien de fuera y público viene y lo apoya, no hubiéramos sido capaces de sacarlo adelante. Se repitió la historia, INUR en el primer caso y SEPES en el segundo, el urbanismo de Aguas Vivas es de bastante mejor factura, moderno, bien planteado, muy tutelado por los equipos técnicos del Ayuntamiento, que aunque el diseño viniera de gente de fuera.