El ganado, termómetro del clima

21/08/2021 - 13:46 Redacción

El presidente de la Agrupación de Ganaderos de la Sierra Norte de Guadalajara, Francisco García, da ejemplos claros para que hasta los más escépticos se den cuenta de lo que nos estamos jugando.

La crisis climática, anteriormente conocida como cambio climático, ya no es tan invisible para aquellos que preferían taparse los ojos y los oídos ante un cambio evidente. Las Naciones Unidas publicaron recientemente un preocupante informe que no dejaba muy bien parados a los seres humanos. Porque, nos guste o no, somos nosotros los únicos culpables de todo lo que está pasando y de que cada vez las consecuencias sean más desastrosas: incendios, inundaciones, olas de calor... Y claro está,  hay zonas que se verán más afectadas que otras. España está en zona roja de efectos adversos de esta crisis climática. Muchos dirán que quedan muchos años por delante para seguir con nuestro frenético ritmo de vida, pero lo cierto es que las consecuencias son ya más que evidentes. No tenemos más que irnos a la Sierra Norte, zona tradicionalmente más fresquita incluso en esta época del año, pero que el fin de semana pasado no se libró de las altísimas temperaturas que superaron los 40 grados en numerosos puntos de la provincia. Pues bien, la flora y la fauna de la zona no está para nada acostumbrada a lidiar con semejante calor, lo que se dejó notar en el ganado. El presidente de la Agrupación de Ganaderos de la Sierra Norte de Guadalajara, Francisco García, da ejemplos claros para que hasta los más escépticos se den cuenta de lo que nos estamos jugando. Porque muchas vacas dejaron de dar leche después de que se les cortara, lo que complicó considerablemente la alimentación de los terneros que acababan de nacer. A esto hay que sumar que el calor también les quita las ganas de careo con otros animales, lo que afecta al celo y, por tanto, a la reproducción de los mismos. No nos olvidemos de las faltas de lluvias, que obliga a alimentar al ganado con pienso y, por tanto, añadir un coste extra frente a los exiguos ingresos. Así que sí, no hace falta ser pesimista por naturaleza para ver que el futuro, si no negro, es bastante gris. La buena noticia es que la solución está en nuestras manos, en un consumo responsable y en unos hábitos que respeten al medio ambiente y supongan menos emisiones.