El Gobierno concede 600.000 euros para arreglar la cripta de El Fuerte
01/10/2010 - 09:45
Buena noticia para los amantes del patrimonio histórico de Guadalajara. El Gobierno central ha aprobado, a través de la Comisión Mixta del 1 % Cultural que está formada por Fomento y Cultura, una partida próxima a los 600.000 euros para restaurar la crípta del panteón del Monasterio de San Francisco. Estos terrenos dejaron de ser propiedad de Defensa en el año 2004.
La Comisión Mixta del 1% Cultural que está formada por los ministerios de Fomento y Cultura ha aprobado una partida presupuestaria de 559.514,46 euros para financiar la restauración de la cripta del panteón del Monasterio de San Francisco, uno de los monumentos más emblemáticos de la capital que lleva años reclamando una solución para su deterioro.
Esta cantidad alcanza el 75 por ciento de una actuación estimada en casi 750.000 euros de coste, y que debe servir para recuperar su antiguo esplendor. Junto a esta inyección económica, la Comisión Mixta aprobó otras 18 actuaciones en otras provincias del país.
El origen del monasterio de San Francisco es muy remoto, pues al parecer fue la reina doña Berenguela quien allí levantó una vivienda para los Templarios, que tenían por misión la vigilancia de los caminos y protección de los peregrinos. Al disolverse esta orden, hacia el 1300, las infantas Isabel y Beatriz, hijas de Sancho IV y señoras de Guadalajara, regalaron este monasterio a los frailes franciscanos, que inmediatamente se asentaron en este lugar.
Destruido
Durante la guerra de la Independencia fue totalmente saqueado y destrozado por los franceses. En 1835 la ley desamortizadora de Mendizábal le dejó vacío, y en 1841 le fue entregado al Ministerio de la Guerra, que hasta hoy lo ocupa, habiendo creado en su torno un centro de formación técnica y una colonia residencial que constituye un curioso ejemplo de urbanismo decimonónico.
La familia mendocina contribuyó en mucho al mantenimiento de esta joya arquitectónica, así como a la actividad de los franciscanos durante mucho tiempo. Doña Ana, sexta duquesa del Infantado, por ejemplo, ordenó poner un nuevo retablo.
Lo que queda hoy
Del antiguo monasterio franciscano queda hoy una gran portada neoclásica, que da acceso a un edificio del que se conserva, retocado, parte del antiguo claustro renacentista. Y la iglesia, cuyo exterior presenta una fachada y torre modernas, construidas en este siglo imitando las líneas góticas, y un cuerpo gigantesco, de muros lisos que sustentan gruesos contrafuertes de mampostería, y ventanales apuntados en lo más alto.
Esta cantidad alcanza el 75 por ciento de una actuación estimada en casi 750.000 euros de coste, y que debe servir para recuperar su antiguo esplendor. Junto a esta inyección económica, la Comisión Mixta aprobó otras 18 actuaciones en otras provincias del país.
El origen del monasterio de San Francisco es muy remoto, pues al parecer fue la reina doña Berenguela quien allí levantó una vivienda para los Templarios, que tenían por misión la vigilancia de los caminos y protección de los peregrinos. Al disolverse esta orden, hacia el 1300, las infantas Isabel y Beatriz, hijas de Sancho IV y señoras de Guadalajara, regalaron este monasterio a los frailes franciscanos, que inmediatamente se asentaron en este lugar.
Destruido
Durante la guerra de la Independencia fue totalmente saqueado y destrozado por los franceses. En 1835 la ley desamortizadora de Mendizábal le dejó vacío, y en 1841 le fue entregado al Ministerio de la Guerra, que hasta hoy lo ocupa, habiendo creado en su torno un centro de formación técnica y una colonia residencial que constituye un curioso ejemplo de urbanismo decimonónico.
La familia mendocina contribuyó en mucho al mantenimiento de esta joya arquitectónica, así como a la actividad de los franciscanos durante mucho tiempo. Doña Ana, sexta duquesa del Infantado, por ejemplo, ordenó poner un nuevo retablo.
Lo que queda hoy
Del antiguo monasterio franciscano queda hoy una gran portada neoclásica, que da acceso a un edificio del que se conserva, retocado, parte del antiguo claustro renacentista. Y la iglesia, cuyo exterior presenta una fachada y torre modernas, construidas en este siglo imitando las líneas góticas, y un cuerpo gigantesco, de muros lisos que sustentan gruesos contrafuertes de mampostería, y ventanales apuntados en lo más alto.