El hombre más anciano de nuestra geografía nació en Mazarete y vivió en Mochales

01/05/2011 - 08:57 Miriam Perez Gordo

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FOTO: PEDRO LARRAD
Guadalajara está de enhorabuena al contar con la que posiblemente es la persona más anciana de España en estos momentos. Bernardino Casado, nacido en Mazarete y vecino de Mochales, está a punto de cumplir 108 años. Ahora afincado en Barcelona, al cuidado de sus hijos, nietos y biznietos, este buen hombre es memoria vida de la historia de la comarca molinesa en particular y Guadalajara y España en general. Sus recuerdos valen su peso en oro y no tuvo reparos en compartirlos con ‘Nueva Alcarria’ a través de nuestro corresponsal Pedro Larrad. 
Bernardino Casado cumplirá el próximo día 20 de mayo 108 años 
La edad es un tema tabú para muchas personas, hay algunos que hasta reniegan de ella cuando pasan de determinadas décadas medias y, otros no le dan importancia al paso de la edad pero a partir de los 100, la cosa cambia. Cien años, un siglo de vida, mil anécdotas y experiencias se acumulan en una ‘mochila’ que va pesando pero  que con humor y salud, se hace llevadera.
 Ser centenario parece ya no ser noticia en nuestra provincia, cuya esperanza de vida es la mayor de todo el país y ya cuenta con 61 personas con más de una centuria. Aún así, es motivo de felicitación y llegar más allá, más aún. Hace apenas cuatro años nos sorprendían desde el Valle del Mesa con el 104 cumpleaños de Bernardino Casado Pascual y este año, todavía podemos felicitar a este oriundo de Mazarete y mochalero de adopción. El próximo día 20 de mayo cumple 108 años, lo que le convierte en la persona de más edad de Guadalajara, de Castilla-La Mancha y probablemente de España.
 Gracias a nuestro corresponsal en el Valle del Mesa Hermenegildo Pedro Larrad, y su presencia en Barcelona, Nueva Alcarria pudo ser el primero en felicitarle aunque con unos días de antelación. Es allí, en la Ciudad Condal, donde Bernardino reside desde hace algunos años junto con su familia.
 Han pasado 4 años de aquel 18 de mayo del año 2007, en el que Pedro Larrad tuvo la oportunidad de conocer a Bernardino y estrechar una buena amistad con él. “A sus años se sigue despertando con ilusión y alegría cada día. Con santa bondad deslumbra con sus miradas, palabras y sus gestos. Un ejemplo para los que le visitamos. Cuando nos despedimos de él algo ha cambiado en nosotros”, reconoce nuestro corresponsal. Con la vista y el oído un poco mermados por el paso de la edad, Bernardino sigue sonriendo a esta vida que le ha dado tanto.
 A día de hoy cuenta con cinco hijos, Lorenzo, Germán, Teodoro, Concha y Florentina; que le han dado once nietos y 12 biznietos, más otro que está en camino. Todos ellos le miman y cuidan desde que en 1988 trasladó su residencia de Mochales a Barcelona que alterna con sus vacaciones veraniegas en el pueblo.
 Pedro Larrad reivindica una especial atención hacia la persona de Bernardino “los tiempos pasados han formado el mayor tesoro que Castilla-La Macha tiene hoy en día, sí también Mazarete, donde nació, y Mochales, donde él vivió junto a su familia”. Allí tiene su casa y sus hijos, nietos y biznietos abren sus puertas con frecuencia, cuando ‘huyen’ de las grandes ciudades en las que viven Barcelona  y Bilbao.
 
Una vida sencilla de la cuna a la senectud
En la conversación que mantuvo con nuestro corresponsal se trabajó con tanta información que da para escribir un libro. “No es posible que la vida de Bernardino la podamos resumir en esta entrevista, y si el tiempo me lo permite intentaré publicar el libro de su vida. Muchos capítulos donde estarán recogidas muchas historias, una de ellas la que nos ha ido contando, otras las que con su clara memoria irá recordando”, explicaba Pedro Larrad.
Su voz pausada era escuchada por sus hijos Teodoro, Concha y Pedro Larrad. Suavemente iba expresando con gran sentido del humor todos sus avatares. Su hijo Germán se encontraba unos días en Mochales en el momento de nuestra visita y Florentina y Lorenzo también estaban fuera.
Poco a poco, iba contemplando la película de sus 108 años de vida que comenzaron aquella mañana del 20 de mayo del año 1903. Era el tercer hijo de nueve del matrimonio formado por  Teodoro Casado y Florentina Pascual y de ellos heredó la profesión de pastor. Bernardino recuerda su infancia por Mazarete, Ciruelos, Luzón, Establés,  Selas, Aragoncillo y Concha. “Si, si, Aragoncillo”, expresaba con cierta alegría. Allí conoció a Vicenta,  su esposa ya fallecida. Ella, también cuidaba ovejas, la propia naturaleza fue testigo de aquel encuentro. En la parroquia de Mochales contrajeron matrimonio, certificado por Florentino Gutiérrez, sacerdote por aquel entonces y vecino de Mochales. “Él fue quien nos dio la bendición a nuestro matrimonio. Yo tenía 27 y Vicenta 20”, apuntó Bernardino.
Son tantos los pensamientos que Bernardino revive que sorprende, como la guerra en Marruecos de 1925. “Franco en aquellos tiempos era comandante y estaba recorriendo en plena guerra las tierras de Larache, Tetuán, Melilla y Alhucemas y otros lugares. A su compañía le concedieron la medalla colectiva, por ser la última, que terminó con aquellas luchas, que hoy no comprendo”, relataba.
Tampoco olvida aquel fatídico año de 1946, cuando sus cabras fueron muriendo una por una por una enfermedad.  Pero las calamidades que sufrió Bernardino no terminan ahí, hubo una riada que se llevó la vida de las caballerías y aves que habitaban en su casa de Mochales.
Todo este tiempo pasado se ha hecho presente gracias a la memoria del que hoy es el hombre más anciano de nuestra tierra. “Es un hombre lleno de vida y de años que aún transmite paz y amor y no menos alegría. Un niño que nació como Jesús, en un establo y que hoy es  un buen padre, abuelo y bisabuelo, protagonista de una vida sencilla que hoy es noticia”, subraya nuestro corresponsal.
Desde estas líneas queremos volver a felicitar a Bernardino por los 108 años que le vienen y desearle que la salud le siga acompañando para añadir páginas a esta historia. Felicidades, paisano.