El niño huérfano tras el accidente de la piscifactoría de Illana recibirá 600.000 euros

01/10/2010 - 09:45 Hemeroteca

Por: Redacción
Con este dinero las partes pretenden asegurar el futuro del menor
El abogado del niño, que ahora tiene 11 años, que quedó huérfano hace dos, al morir su padre y su madre por asfixia en la piscifactoría de Illana, tras introducirse en una fosa séptica a la que se precipitaron mortalmente otras dos personas más, Roberto Domingo, alcanzó ayer un acuerdo con la aseguradora y con la propietaria de la instalación, con la finalidad de garantizar el futuro del pequeño.
Cada una cubrirá el 50% de la indemnización de 600.000 euros solicitada. “Hay que resarcir al menor, que es lo que nos preocupaba, y hemos logrado, al menos, darle una estabilidad económica en un futuro, que lo tenía incierto, derivado de la muerte de sus padres”, afirma.
El tío del pequeño, Manuel Herce, aseguró emocionado que, a partir de ahora, “los que estamos vivos tenemos que seguir hacia delante, porque los muertos obviamente no pueden hacerlo, y apoyar al crío”. Herce recuerda que la sentencia se produce después de dos años “un tiempo no muy dilatado, porque ya se sabe lo que pasa cuando se mueven judicialmente las cosas”.
El pasado 12 de marzo, a petición de la parte demandada, se aplazó hasta ayer el juicio en el que el tío del menor solicitaba la indemnización al entender que las instalaciones de la piscifactoría no reunían las condiciones de seguridad exigibles.
Los hechos se remontan al 14 de agosto de 2007, cuando cuatro personas fallecieron tras caer a una fosa séptica emplazada en la piscifactoría que hay en el kilómetro 7,400 de la carretera que une Almoguera con Illana. El trágico suceso se debió a una cadena de infortunios que comenzaron cerca del mediodía cuando Antonio del Olmo, de 23 años, hijo del dueño de la piscifactoría, realizaba labores de limpieza en una fosa. De pronto se desvaneció debido a la inhalación de gases tóxicos. En su desesperación, el padre, Francisco del Olmo, de 58 años, acudió en su ayuda, pero no logró conseguir su objetivo y también cayó.
Minutos tarde, José Carlos Hernández, de 36 años, trabajador de la planta y padre del niño, se percató del accidente, y sin saber las consecuencias de su acto, se adentró en la fosa sufriendo los mismos efectos.
Finalmente, su mujer, Cristina Clemente, de 36 años, también se introdujo en el agujero para intentar el rescate pero perdió el conocimiento y falleció.